El multimillonario ruso de origen judío, Mijail Fridman (Ucrania, 1964) se ha dado un festín con Dia. El pasado viernes, el empresario de 53 años alcanzó –a través de su vehículo inversor LetterOne– el 25% de la cadena de alimentación. El magnate, que ya es dueño de Perekrestok, la mayor cadena de supermercados de Rusia, contó en una ocasión que su atracción por los negocios le viene de la ciudad donde nació, que él describe como llena de comerciantes, abierta y tolerante.

Tras la adquisición del 25% de Dia, Fridman se ha convertido en el primer accionista de la compañía que dirigen Ana María Llopis y Ricardo Currás y desbanca del primer puesto a Goldman Sachs, que acumula un 11,7% del capital y pasa ahora a ser el segundo accionista, seguido por Baillie Gifford, con un 10%. El multimillonario, que irrumpió en la empresa de alimentación el pasado mes de julio con la adquisición de un 3%, descarta “a día de hoy formular una opa sobre Dia”, según ha informado la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV), aunque se queda cerca del umbral del 30% que marca la ley a partir del cual es obligatorio lanzar una opa.

La fortuna de este empresario está valorada en 13.000 millones de euros, lo que le sitúa en el puesto 75 de la lista Forbes

El magnate –el séptimo más rico de Rusia–, que también tiene negocios en la industria energética, las telecomunicaciones y las finanzas, poseía hasta hace unos días el 10% de Dia. El pasado día 19 cerró la compra de un 5% adicional, alcanzando así el 15% de la compañía, con un paquete de 93,4 millones de acciones valorado en 330 millones de euros. Llegó además a un acuerdo colateralizado para la compra a plazo de otro 10%, que le pemitió hacerse con el mencionado 25%. Los inversores respondieron de manera muy positiva y la en siguiente jornada bursátil, las acciones de la compañía de distribución registraban una subida del 9,28%, aunque el incremento se diluyó a lo largo del día y cerró la sesión con un aumento del 4,22% , hasta los 4,6 euros, su nivel más alto de los tres últimos meses. No obstante, la mayor subida en Bolsa se dio el pasado 28 de julio, cuando el empresario se hizo con el 10% de Dia, y los títulos de la cadena cerraron con un repunte del 15%, hasta los 6 euros la acción.

La ciudad de donde Fridman dice haber sacado su faceta empresarial es Lviv o Leópolis, situada al oeste de Ucrania (parte de la Unión Soviética cuando él nació). “Una ciudad medieval preciosa” según la ha tildado el magnate, que fue de hecho incluida en 2016 dentro del Top 5 de ciudades europeas recomendadas por la reputada guía turística Lonely Planet. El empresario, que es un gran amante del jazz, organizó el verano pasado un festival de música de ese género en su ciudad natal. Allí pasó su infancia hasta que se trasladó a Moscú, donde en 1986 se graduó con honores en ingeniería metalúrgica.

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Fridman se hizo rico tras la desintegración de la URSS y la apertura rusa a la economía mundial en los años noventa. Hoy su fortuna está valorada en cerca de 13.000 millones de euros y ocupa el puesto 75 de la lista Forbes.

En 1988, con apenas 24 años, cofundó Alfa Eco, una empresa que en sus inicios se dedicaba a la importación de ordenadores de segunda mano, aunque al poco tiempo diversificaron el negocio. Pero fue en 1990 cuando su socio y él dieron el gran salto: fundaron el banco privado Alfa Bank, que en pocos años llegó a convertirse en el más importante de Rusia. “Los bancos privados no existían en la Unión Soviética, así que decidimos que la manera más simple de ganar dinero era establecer nuestro propio banco. Ahora somos el banco privado más grande del país”, recuerda orgulloso en una entrevista del pasado junio. Siete años después de fundar el banco, compró la empresa petrolera siberiana TNK, y tras la fusión con BP en 2003, la compañía se convirtió en el tercer productor de petróleo más importante de Rusia. Estuvo al mando de la empresa hasta 2012, cuando la vendió a la estatal Rosneft por 45.000 millones de euros. Un año después, fundó LetterOne, el fondo de inversión con sede en Luxemburgo que en 2016 reportó unos beneficios de 500 millones de euros y con el que ahora se ha hecho accionista mayoritario de Dia.

Siempre ha defendido una visión “agresiva” de los negocios, en el sentido de proteger celosamente los intereses de sus empresas, algo que estima especialmente necesario en un entorno como el ruso. Y a la vista de los resultados, parece que esa estrategia le ha funcionado.

Divorciado y con cuatro hijos de 24, 21, 17 y 11 años, Fridman aseguró este verano que tenía la intención de donar casi toda su fortuna a la caridad, porque quiere que sus hijos logren tener éxito por sí solos y porque considera que puede ser un gran riesgo: “lo peor que puedo hacer por mis hijos es darles una gran suma de dinero”, recoge la revista Forbes.

El tiempo dirá si finalmente cumple con su promesa pero de momento, su labor de filantropía es ya importante, especialmente hacia la comunidad judía, en la que ha sido muy activo desde hace muchos años.

Los claroscuros de la trayectoria del millonario

Mikhail Fridman ha levantado un imperio desde cero, pero en los últimos tiempos se ha visto salpicado por varias polémicas.

  • Fridman ha sido relacionado con la trama rusa, después de que su conglomerado financiero Alfa Bank apareciera en un informe de la CIA y del FBI que indicaba que podría haber ayudado al Gobierno ruso a boicotear la campaña de la demócrata Hillary Clinton, en las pasadas elecciones estadounidense de 2016, algo que el banco ha negado rotundamente.
  • En 2016, el grupo español Zed+, en el que Fridman es accionista mayoritario, fue investigado por la UDEF por el supuesto pago de sobornos a familiares de ministros rusos.

Fuente: Cinco Días