El exponencial incremento de la demanda en el transporte aéreo casa mal con la rigidez del espacio aéreo y una regulación que se queda obsoleta entre conflictos laborales, una meteorología imprevisible o la cambiante propiedad de las aerolíneas ante su exposición al mercado de capitales. En este contexto, el presidente de la Asociaciación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, ha hecho pública demanda esta mañana de la máxima fluidez en el diálogo entre empresas, reguladores y Gobiernos para reformar el contexto operativo y normativo de la aviación.

«Nos hemos adaptado a un escenario marcado por incidencias ampliando, por ejemplo, la flota y tripulaciones en reserva, pero todo el sector debe tonar medidas», ha demandado esta mañana el presudente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara.

El grupo de aerolíneas con operaciones en España prevé un verano aún más complicado que el de 2018 a la vista de la congestión en cielos franceses o alemanes. Eurocontrol ha trabajado en el rediseño de rutas alternativas para evitar sobrevuelos de zonas conflictivas, lo que alargará tiempos de viaje pero evitará colapsos.

Gándara se ha referido en rueda de prensa a la necesidad de avanzar más rápido en la confección del cielo único europeo, evitando la actual fragmentación del espacio aéreo. También ha señalado como clave la búsqueda de acuerdos con el Ministerio de Defensa en España para flexibilizar la convivencia del tráfico civil y militar: «La defensa nacional es una prioridad, pero esta debe conjugarse en lo posible con la necesidad de garantizar la conectividad», ha señalado el presidente de ALA.

Entre las asociadas al colectivo existe el convencimiento de que el Brexit no pondrá barreras al sistema aéreo europeo, pero Gándara concluye que «debe haber voluntad política a favor de los intereses de los ciudadanos».

Colectivos como ALA están ejerciendo presión en busca de cambios normativos como el que afecta al régimen de compensaciones a los pasajeros en caso de grandes retrasos o cancelaciones. Las aerolíneas afrontan en la actualidad indemnizaciones que van de los 250 a los 600 euros por viajero, en virtud del Reglamento 261/2004, lo cual está «desequilibrado respecto al precio actual de los billetes». Pero además de la preocupación por el volumen económico, las aerolíneas piden una compartición de responsabilidades con gestores del control aéreo, operadores de aeropuertos o cualquier otro responsable ante las incidencias: «Al final somos las aerolíneas las que siempre estamos en el candelero».

A pregunta de los periodistas, el responsable de ALA se ha referido al caos vivido a primeros de mes con el cierre de una de las cuatro pistas de Madrid-Barajas: «Hay que actuar con la máxima previsión y quizás el mal menor habría sido reducir las previsiones de operación», ha dicho. A renglón seguido, Gándara ha reconocido que tanto Aena como Enaire han reaccionado para evitar que ese caos del arranque del mes de reformas en Barajas vaya a más.

Fuente: Cinco Días