La historia de la firma de energías renovables Univergy podría haber salido en cualquier programa de españoles por el mundo. Una compañía que nació en Castilla y León ofreciendo un modelo de autoconsumo para hogares y pequeños negocios, que llegó a franquiciar hasta 50 oficinas y que se encontró con un cambio en la retribución de las renovables que dejó en papel mojado todos los planes de negocio.

Al igual que otras empresas que se encontraron de frente con la crisis hicieron de la necesidad virtud y buscaron en el extranjero lo que el mercado doméstico les negaba. Hicieron algunas incursiones en Bulgaria, Francia o Reino Unido hasta que les llegó su gran oportunidad con el accidente de la central nuclear de Fukushima en Japón. “El gobierno cambió de forma radical su política energética y decidió copiar el modelo que había desarrollado España”, asegura Ignacio Blanco, presidente y consejero delegado de Univergy. En 2012 se apuntó a una misión comercial, compartió casa con un empresario palentino que llevaba 25 años viviendo en Tokio y allí puso los cimientos de una compañía que ha logrado una cartera de proyectos de 2.500 megavatios y una facturación de 40 millones de dólares. “En la actualidad, el 90% de nuestros ingresos proceden de Japón y el objetivo es empezar a diversificar para evitar lo que nos sucedió en España. La meta es que en dos años logremos que el mercado japonés no suponga más del 50% de los ingresos”. Para este ejercicio prevé llegar a 3.600 megavatios y a 69 millones de facturación.

En una especie de viaje de ida y vuelta, la compañía ha empezado a echar raíces en el mercado europeo, abriendo oficinas en Francia, Holanda y España (el centro de I+D lo han localizado en Albacete), y en el latinoamericano, abriendo delegaciones en Colombia y México. “En 2018, la idea es que de los mercados internacionales fuera de Japón empecemos a tener ingresos en Colombia, de Vietnam y quizá de Taiwan y de Francia”, recalca Blanco. A la espera de que las regulaciones y los buenos propósitos de esos países se concreten en legislaciones, el presidente de Univergy destaca que la apuesta a corto plazo pasa por las grandes instalaciones fotovoltaicas en el sudeste asiático. “Ahora mismo es dónde hay más dinero y dónde se está subvencionando por parte de los gobiernos. Abrimos oficinas en Filipinas, Taiwan, Vietnam, Corea del Sur, Bangladesh e India y estamos analizando algún otro mercado como Indonesia o Australia”. Pese a ello reconoce que el mercado japonés sigue siendo prioritario y que aún le quedan al menos cinco años de recorrido. “La retribución a las renovables, pese a que ha ido bajando de forma progresiva, sigue siendo la más alta”.

El segundo mercado para Univergy es España, donde Blanco considera que está todo por hacer. “En España se han hecho solo 3.000 megavatios, cuando en Inglaterra con la mitad de insolación se ha hecho cuatro veces más de fotovoltaica o en Alemania diez veces más. Hay un sol y un viento como en ningún otro país, pero la clase política debe colaborar en su desarrollo”. Así considera que si la producción de renovables regresa a España no es por el Gobierno, sino porque son más competitivas que otras energías. “En otros países las están apoyando, pero en este no. Ahora se habla de una ley de transición energética y que esa ley permita a los particulares vender lo que les sobre. Esto van en contradicción con el impuesto al sol, un despropósito declarado inconstitucional. Es necesario apostar por un sector que hizo líder a España en instalación y fabricación. De hecho, las grandes empresas de renovables en el mundo están dirigidas por españoles”.

Bombeo con energía solar

Cartera. La compañía prevé cerrar este año con una cartera de 2.500 megavatios instalados, de los que 900 están en Bangladesh, 800 en Japón, 350 en Vietnam y 344 en Colombia. En España contará con 150 megavatios a final de este ejercicio.

Otras líneas de negocio. Blanco reconoce que están buscando alianzas para tener “más pulmón financiero” y que una de las vías de crecimiento será “a través del modelo de franquicia para algunas unidades en concreto”. Entre ellas se encuentra la de bombeo de agua para la agricultura mediante energía solar. “Las instalaciones utilizan la energía solar para reducir el costo por agua bombeada en irrigación, abastecimiento de agua doméstica y estaciones de bombeo. Entre los clientes se incluyen empresas agrícolas, municipios y departamentos de recursos hídricos”, dice Blanco..

Fuente: Cinco Días