Telefónica sigue con su intensa actividad en la gestión y enajenación de sus activos. Unas partidas financieras en las que la actividad inmobiliaria en España sigue teniendo un gran peso. De esta forma, la teleco ha registrado un impacto en el beneficio operativo antes de depreciaciones y amortizaciones (oibda) por plusvalías por las ventas de inmuebles en España de casi 180 millones de euros en los últimos tres años. Esta maximización del valor de estos activos ha generado un impacto positivo en la rentabilidad de la compañía, en un periodo de tiempo marcado por la fuerte presión competitiva. Es decir, han ayudado a mejorar las cuentas de resultados.

Según señala la empresa en las cuentas de los tres ejercicios recientes, el impacto en el oibda por las plusvalías por venta de inmuebles en España en 2017 superaron los 35 millones de euros (27 millones en el cuarto trimestre, último periodo cerrado y contabilizado), por 71 millones en el año 2016 y 73 millones en 2015.

En los últimos tiempos, Telefónica ha centrado buena parte de su actividad inmobiliaria en adaptar sus infraestructuras a las necesidades reales del negocio. En este sentido, el último impulso ha venido motivado por el proceso de apagado de las centrales de cobre, acelerado por la migración de clientes desde esta tradicional tecnología a las nuevas redes de fibra óptica, que la compañía ha extendido por toda España. Con el cambio, estas instalaciones ya no son necesarias para las operaciones.

Y este proceso va a seguir en la medida en que se vayan cerrando más centrales de cobre, tal y como prevé la empresa. Así, la operadora podrá acelerar las ventas de estas instalaciones, que en muchos casos ocupan edificios de relevancia en zonas céntricas de capitales de provincia y otras ciudades.

En términos generales, Telefónica prevé el cierre de un total de 650 centrales de cobre por toda España entre 2018 y 2020 dentro de su programa de modernización de las infraestructuras y apagado de las redes antiguas, según explicó el grupo en la reciente presentación de los resultados de 2017.

Por ejemplo, la teleco puso a la venta la central que posee en Gijón, en plena zona comercial de la ciudad asturiana, por un precio que podría rondar los 12 millones de euros, según ha publicado la prensa local.

En cualquier caso, las ventas en los últimos tiempos han afectado a distintos tipos de edificios. Según fuentes del sector, en los últimos años Telefónica ha vendido edificios emblemáticos en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Santander, Tarragona o Zaragoza.

Fuentes del sector señalan que las plusvalías pueden ser altas en la medida en que en muchos casos son edificios antiguos, adquiridos o construidos por la compañía hace mucho tiempo.

Entre otros movimientos en el segmento inmobiliario, en 2016, la operadora vendió a Beach Bienes Inmuebles varios edificios, en Madrid, Barcelona, Santander y Zaragoza, por cerca de 50 millones de euros.

A su vez, a principios de 2017, Telefónica vendió al grupo inmobiliario británico Princeton Investments un edificio en el barrio de Argüelles, en Madrid, por cerca de 25 millones de euros.

La compañía había puesto en marcha un plan de eficiencia inmobiliaria entre los años 2014 y 2015, en los que se contemplaba una serie de desinversiones de edificios que habían caído en desuso por la citada modernización de las infraestructuras, y que podían dedicarse a otros usos. La teleco encontró numerosos interesados en sus activos.

Así, la operadora vendió el edificio que tenía en la calle Ramón de la Cruz en Madrid, cerca de la plaza de España (ocupado por la filial Telefónica I+D), a Axiare Patrimonio, por cerca de 32 millones de euros. De igual forma, durante esos años, la compañía vendió una serie de edificios en toda España, entre los que destacaba la sede de la compañía en Bilbao así como un inmueble junto a la plaza de Santo Domingo, muy cerca de la Gran Vía de Madrid, junto a otros inmuebles en la propia capital, Barcelona, Valencia y San Sebastián.

En sentido inverso dentro de esta estrategia, en septiembre de 2014, Telefónica ejerció su derecho de tanteo preferente, para adquirir el edificio de la sede del propio grupo en Barcelona, denominada Diagonal 00, por un precio de 107 millones de euros. La operación tuvo un impacto en el capex de Telefónica España de 78 millones.

En términos generales, en estas transacciones, la compañía ha vendido inmuebles que ya no estaban ocupados, si bien en otros casos ha empleado la fórmula de sale & lease, de tal forma que en el acuerdo establecido con el comprador se estipulaba un periodo de tiempo en el que la operadora se mantenía en la modalidad de alquiler.

Una larga trayectoria en este ámbito

En términos históricos, la gestión de la actividad inmobiliaria empezó a tomar fuerza en la compañía durante la década pasada, tras la decisión de la empresa de trasladar la sede de Gran Vía al nuevo cuartel general en el Distrito C de Las Tablas. Ese movimiento provocó la mudanza a la nueva sede de miles de trabajadores, no solo desde Gran Vía sino también desde distintos edificios que la compañía tenía en Madrid, entre los que figuraron los de Plaza de España, Plaza de la Independencia, Raimundo Fernández-Villaverde, donde se situaba la central norte de la capital, o Ríos Rosas.

Algunos de estos inmuebles ocupados entonces por Telefónica eran de alquiler y otros eran en propiedad, con cuya venta se contribuyó a financiar la construcción de la nueva sede, bautizada en aquellos tiempos como la ciudad de las telecomunicaciones. Por ejemplo, el edificio de la calle Ríos Rosas fue vendido por la operadora a un fondo inmobiliario gestionado por O’Connor Capital Partners y JP Morgan por cerca de 111 millones de euros, para construir posteriormente viviendas de lujo.

Fuente: Cinco Días