Los préstamos pignoraticios son grandes desconocidos. Las entidades financieras no los conceden con frecuencia, pero ha crecido la demanda y los clientes que los obtienen los utilizan incluso para financiar la compra de una vivienda, como fórmula alternativa a la hipoteca. Si bien el crédito hipotecario se otorga con la garantía de un bien inmueble, pignorar un préstamo conlleva dejar en ‘prenda’ o como garantía un activo financiero, como acciones, participaciones en fondos, depósitos o seguros. La gran ventaja para el cliente es que, aunque durante el tiempo que dura el préstamo el activo pignorado queda indisponible, sí se puede seguir disfrutando de la rentabilidad que genere. Si una acción paga dividendo lo cobra el cliente, pero no puede vender las acciones salvo para amortizar el crédito.
No es producto que suela aparecer en el catálogo de los bancos, pero lo comercializan al menos Santander, BBVA y Caixabank, así como Bankinter, Ibercaja, Kutxabank y Banco Mediolanum. La mayoría ofrecen este tipo de préstamos de forma residual y a clientes selectos, generalmente de banca privada, con patrimonios a partir de 500.000 euros. Es por eso que la oferta es muy personalizada. “No se ofrecen al cliente particular habitual sino a determinados clientes que ponen parte de su elevado patrimonio como garantía y obtienen un cuadro de amortización más ventajoso”, señalan desde Banco Santander. Asimismo, en CaixaBank reconocen que se hacen “a media” y principalmente a clientes de banca ‘premier’ o privada, con un patrimonio entre 60.000 euros y 500.000 euros o más. “No contamos con una oferta concreta. De forma puntual y muy residual podemos hacer algún préstamo pignoraticio”, aseveran en Kutxabank. “La negociación es individual con cada cliente”, destacan en BBVA. “No hay soluciones estándar, dependen siempre del perfil financiero y de riesgo del cliente y del tipo de operación”, señalan también fuentes de Bankinter, que insisten además en que estos créditos personales no tienen como finalidad la compra de una casa.
Por su parte, José Antonio Mur, jefe de gestión de riesgos de crédito de particulares y autónomos de Ibercaja, asegura que los préstamos pignoraticios “permiten disponer de recursos para comprar lo que se tenga planificado. Puede ser para comprar vehículos, una vivienda o para una inversión emprearial o profesional”. La entidad se desmarca del resto del sector y tiene incluido el producto “perfectamente definido” en su catálogo. “Se ofrece a cualquier persona que tenga un depósito con buena rentabilidad y no quiera deshacerse de esa posición”, afirma Mur, que puntualiza que a los clientes de banca personal y privada se les aplican tipos de interés más favorables.
Los porcentajes de financiación en los créditos pignoraticios dependen de la fluctuación del activo o del valor de las ‘prendas’, como por ejemplo un fondo de inversión. Si el saldo de un fondo de renta variable es de 100.000 euros y se pide un préstamo por 50.000 euros, al haber un componente de riesgo se pignorará el 100% del fondo. Si está invertido en renta fija, se pignoraría menos. “En función del riesgo que corre el fondo se incrementa la pignoración”, explica Mur.
Actualmente, Ibercaja comercializa el Préstamo Credifondo hasta 60.000 euros a 8 años y un tipo de interés inicial de euríbor más el 4,5% durante los primeros seis meses y de euríbor más 4,5% el resto del plazo. También ofrece préstamos con garantía de fondos de inversión, seguros multifondos o depósitos estructurados al 6%. Es necesario tener estos activos depositados en Ibercaja o traspasarlos de otras entidades.
Ibercaja y Banco Mediolanum no exigen grandes patrimonios, aunque mejoran las condiciones a los clientes de banca privada
Banco Mediolanum dispone de varios préstamos de este tipo y como garantía se pueden pignorar tanto fondos de inversión como seguros de vida ahorro. El tipo de interés no es cerrado. Se aplica el euribor trimestral más un diferencial que oscila entre el 2% al 5%, dependiendo del patrimonio total del que se disponga en la entidad. Teniendo en cuenta que actualmente el euríbor a tres meses cotiza en negativo, en torno al -0,3%, un cliente pagaría entre un 1,70% y un 4,7%. La comisión de apertura es de un 1%, con un mínimo de 50 euros.
Por ejemplo, para un cliente con un patrimonio total en Banco Mediolanum de entre 5.000 y 20.000 euros, el tipo es de euríbor más un diferencial del 5%. Si el patrimonio es de entre 75.000 y 100.000 euros, el diferencial es del 3%, y si el patrimonio es superior a un millón de euros, se reduce al 2%. Cabe destacar que hay algunos activos que no pueden ser pignorados, como los planes de pensiones.
Ventajas e inconvenientes
Existen prebendas frente a los créditos hipotecarios.
Costes inferiores. Los costes de formalización del préstamo pignoraticio son inferiores a los de un préstamo con garantía hipotecaria (impuestos, tasaciones, notario, registro). No hace falta doble escritura (compraventa de vivienda e hipoteca), solo la del préstamo. Y, una vez amortizado, no hay que rehacer la escritura para dejar el bien inmueble libre de cargas.
Rentabilidad. Permite al cliente mantener la inversión en activos financieros que le generan una rentabilidad que, en función del activo pignorado, puede ser superior al tipo de interés del préstamo.
Mejores condiciones. Se obtiene financiación rápida y en condiciones ventajosas, tanto en financiación como en el tipo de interés que se aplique. No tienen comisiones de amortización y cancelación anticipada. Y no se pagan impuestos del activo financiero en tanto no se desahacen las posiciones de dicho activo.
Duración menor. Como inconveniente, el plazo del prestamo es menor que el de una hipoteca, en torno a ocho o diez años. Además, los porcentajes de financiación varían en función del activo que se toma en la ‘prenda’.
Fuente: El País