El Sabadell fue en 2018 la excepción (para mal) en el sector financiero. Frente a las grandes entidades que exhibieron aumentos de sus beneficios de dos dígitos, el banco que preside Josep Oliu tuvo que conformarse con un beneficio neto atribuido de 328,1 millones de euros, un 54,2% menos que en el ejercicio anterior. La entidad explica estos malos resultados por los costes extraordinarios de 637 millones relacionados con los graves problemas de su filial británica TSB cuando dejaron de funcionar sus sistemas informáticos y los clientes se quedaron sin acceso a las cuentas. Oliu, sin embargo, es optimista porque considera que estos problemas forman parte del pasado. «Fue una batalla que nos costó bastante dinero. Pero que al final hemos ganado», aseguró el viernes en Madrid en la presentación de resultados.

Oliu eligió un tono diplomático para abordar los temas de actualidad. El presidente del Sabadell reconoció la importancia del escándalo que atraviesa el BBVA por haber contratado al excomisario José Manuel Villarejo para realizar supuestas escuchas ilegales. Estos casos, admitió, siempre afectan al resto de la banca. «El BBVA es un gran banco que ha tenido una gestión muy buena durante la crisis y antes. Espero que resuelva muy pronto este tema», se limitó a añadir. 

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Sobre el Presupuesto para 2019  presentado por el Gobierno, Oliu tomó nota de las dudas mostradas por el Banco de España y la Autoridad Fiscal (Airef) por una excesivamente optimista previsión de ingresos. Pero el máximo directivo del Sabadell resaltó que las cuentas diseñadas por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, son «fiscalmente responsables», ya que no se desvían de los objetivos de déficit pactados con Bruselas. «Al menos sobre el papel», concedió.

Sí fue más crítico con los planes del Gobierno de introducir un impuesto a las transacciones financieras. «No soy muy partidario de la tasa Tobin. Tiene poca importancia desde el punto de vista de la recaudación, distorsiona el libre funcionamiento del mercado y tiene unos costes administrativos que incluso pueden superar a la propia recaudación», aseguró. Oliu también puso en duda la necesidad de que España sea el primer país de la UE en introducir este impuesto. «Soy escéptico ante las bondades de esta tasa», concluyó. 

En cuanto a los resultados de la entidad, los ingresos del Sabadell en 2018 presentan fuertes descensos, con una caída del 12,7% en su margen bruto. Los resultados fueron mal recibidos por el mercado, que castigó las acciones del Sabadell. El banco afirma que ha calificado 5.521 millones de activos inmobiliarios como morosos adjudicados en el cuarto trimestre de 2018. La cobertura de los activos problemáticos está entorno al 54%. La unidad de gestión del ladrillo del Sabadell presenta pérdidas de 478 millones, lo que supone un 50% menos que el ejercicio anterior.

Asimismo, a cierre del ejercicio se redujo la ratio de morosidad del grupo, hasta el 4,22% (5,04% sin TSB), y la ratio de capital CET 1 fully loaded se situó en el 11,3%.

La entidad que dirige Jaume Guardiola ha destacado que una vez superados los incidentes informáticos de TSB, se volcarán en el negocio de pymes e hipotecas, ya que la nueva plataforma permite que los agentes hipotecarios puedan enviar solicitudes en la mitad de tiempo en comparación con los procesos previos a la migración. También subrayan que TSB cerró el año 2018 con 140.000 nuevos registros frente a 80.000 salidas.

El Sabadell ha destacado la fortaleza de su negocio bancario, con un crecimiento en ingresos del grupo de un 2,9% durante 2018. Los gastos de explotación se elevaron a 2.920,4 millones (239 millones más que en 2017), los costes no recurrentes se situaron en 291,5 millones, atribuibles principalmente a la migración y postmigración de TSB, y los costes recurrentes ascendieron a 2,628,8, un ligero aumento del 0,3%.

Más crédito

Durante 2018, el banco se ha anotado un crecimiento del crédito vivo de un 3,2% interanual, impulsado por el buen comportamiento de las pymes y de las grandes empresas españolas, además de un fuerte crecimiento en México. El crédito de nueva producción a empresas aumentó un 7%, hasta los 55.594 millones, y los préstamos hipotecarios nuevos mejoraron un 72,2%, hasta los 4.024 millones.

La inversión crediticia bruta viva cerró el año con un saldo de 139.366 millones y los recursos de clientes en balance se situaron en los 137.343 millones de euros (104.859 millones sin considerar TSB), con un alza interanual del 4,2%. El grupo financiero acabó el ejercicio con un total de 2.457 oficinas y 26.181 empleados.

El consejo de administración también ha aprobado el reparto de un dividendo complementario en efectivo de 0,01 euros por acción, que se suman los ya distribuidos 0,02 euros por acción; en total suma 0,03 euros por acción, lo que deja un pay out (la parte del resultado que se reparte entre los accionistas) del 50%.

Fuente: El País