La farmacéutica multinacional Mylan ha lanzado el primer autotest para la detección del VIH en España y espera vender hasta 140.000 unidades en el primer año. El examen, que ya se comercializa en otros países europeos, ofrece resultados en pocos minutos y se encuentra disponible por menos de 30 euros en farmacias. Se estima que en España hay entre 130.000 y 160.000 personas infectadas con el virus, de las cuales entre un 25% y un 30% no están diagnosticadas.
Mylan comercializa el autotest desde 2015 en Italia, Francia y Rumanía. En España, el Ministerio de Sanidad recién ha autorizado la venta en farmacias a fines de diciembre pasado, y el producto se ha comenzado a distribuir a mediados de enero. “El mercado español tiene ciertas similitudes al francés, por lo que proyectamos cifras similares”, ha explicado Javier Anitua, director de relaciones institucionales de Mylan, durante una rueda de prensa en Madrid. Esto supone vender entre 100.000 y 140.000 unidades por año en unas 22.000 farmacias repartidas por el país.
“El autotest se puede adquirir sin receta, es accesible a todo el mundo y se puede realizar en la intimidad; es fácil de interpretar y fiable desde el punto de vista médico”, ha asegurado Santiago Moreno, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Ramón y Cajal. Con apenas una gota de sangre como muestra, la prueba arroja en 15 minutos un resultado casi infalible, a menos que la infección sea muy reciente y se encuentre en el “período de ventana”. En caso de un resultado positivo, el test se debe confirmar con pruebas de laboratorio.
Los casos de VIH sin diagnosticar son en España un problema de salud pública, ha asegurado Moreno. “La gente que está infectada y no lo sabe supone un peligro para ellos y para los demás”. El 50% de los diagnósticos se realizan de forma tardía, lo que demora el comienzo del tratamiento hasta que se detectan los primeros síntomas, que pueden tardar incluso años en aparecer. Durante este período, la persona que es portadora del virus es propensa a infectar a otros; bien porque no se protege, o por no consumir el medicamento retroviral que evita la transmisión de la enfermedad.
El único “pero” que se ha puesto al autotest es la posibilidad de que, ante un resultado positivo, la persona infectada no sepa cómo reaccionar o sufra una crisis de terror, ha explicado Ramón Espacio, presidente de Cesida. Por ello, su institución ha puesto una línea telefónica anónima y confidencial a disposición de los usuarios para acompañarlos a lo largo del proceso.
“Es una manera de promover y normalizar la prueba del VIH”, ha asegurado Espacio. Y de colaborar para que España se acerque al objetivo fijado por la ONU: que al menos nueve de cada diez personas infectadas estén diagnosticadas en 2020, para que en 2030 la epidemia al fin se pueda erradicar.
Fuente: Cinco Días