El inicio de 2018 en México empieza a parecerse mucho, al menos en lo económico, a los primeros compases del año anterior. Tras un cierre de ejercicio marcado por los vaivenes en el tipo de cambio entre el peso y el dólar, el marcapasos más fiel de la economía mexicana, derivados de la mayor incertidumbre en torno al futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), la creciente inflación y unos datos de crecimiento menos positivos de lo esperado en la segunda mitad de 2017, el país norteamericano recupera fuelle en medio de un mar de incógnitas sin resolver: el desenlace de la renegociación del TLC y las próximas elecciones presidenciales.

Lo hace, al menos, sobre el papel: en sus últimas previsiones globales, publicadas este lunes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado notablemente al alza su previsión de crecimiento para el ejercicio recién comenzado (hasta el 2,3%, desde el 1,9% de su anterior pronóstico, en octubre) y para 2019 (hasta el 3%, siete décimas más). La corrección al alza para el año que viene es la mayor de entre las economías mundiales, por encima de Estados Unidos y Arabia Saudí (seis décimas en ambos casos, impulsados, respectivamente, por la reforma fiscal republicana y el encarecimiento del petróleo).

Para el año en curso, el Fondo sigue considerando la renegociación del TLC entre EE UU, México y Canadá como uno de los mayores riesgos que acechan a la expansión de la economía mundial en este 2018. Entre los focos rojos, el ente también sitúa a la cita electoral de julio, cuando el país latinoamericano elegirá presidente en uno de los comicios más reñidos de las últimas décadas. Ambos factores deberían pesar negativamente para la economía mexicana.

Sin embargo, y a diferencia de la mayoría de lecturas internas en México sobre la regresiva reforma fiscal de la Administración Trump -que acaba de anunciar una rebaja de impuestos corporativos del 35% al 21% y ha reducido las cargas tributarias a las que tienen que hacer frente las rentas más altas-, el organismo comandado por Christine Lagarde ve en la rebaja impositiva una ventaja para el país latinoamericano. «Se espera que la reforma fiscal estadounidense y su estímulo asociado eleven, de manera temporal, el crecimiento de EE UU con efectos de derrama sobre la demanda de sus principales socios comerciales -especialmente Canadá y México- durante este periodo».

Sorpresas latinoamericanas

México y, en menor medida, Brasil, son las sorpresas positivas en América Latina, una región que en los últimos años se ha quedado muy por debajo de su crecimiento potencial, pero cuya economía crecerá este 2018 un 1,9% (en línea con las previsiones anteriores del FMI) y un 2,6% en 2019 (dos décimas más de lo proyectado en octubre).

«Este cambio», subrayan los técnicos del Fondo, «refleja el mejor panorama para México, que se beneficia de una demanda de EE UU más fuerte; la firme recuperación en Brasil; y los efectos favorables de unos precios más altos de las materias primas y unas condiciones de financiación más sencillas en algunos países exportadores de productos básicos». La revisión al alza en la primera y la segunda economías del subcontinente «compensa con creces» el ajuste a la baja en las proyecciones de una economía que no levanta cabeza, ni siquiera con un precio del petróleo más alto que en años anteriores: Venezuela.

Fuente: El País