El Fondo ha aprovechado la destacada participación de su directora gerente, Christine Lagarde, en la edición del Foro de Davos de este año para anunciar en la estación alpina sus nuevas previsiones de crecimiento. Y se suma con ellas al mensaje de optimismo que invade por todos los frentes esta edición del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
España recibe una mención especial, nada honorífica, del FMI en su última revisión del informe de Perspectivas Económicas. En un momento de euforia económica generalizada, con revisiones al alza de las perspectivas para la economía mundial y Europa en particular, España es la única economía desarrollada que ve rebajada sus perspectivas de crecimiento. Alemania, por ejemplo, logra una revisión al alza para 2018 de cinco décimas, igual que Japón. Italia, de tres décimas. «El crecimiento en España, que se ha situado por encima del potencial, ha sido rebajado ligeramente para 2018, como reflejo de los efectos de la creciente incertidumbre política sobre la confianza y la demanda», recoge el informe.
Cierto es que el impacto es controlado, que pasa del 3,1% registrado en 2017 al 2,4% este año, y que para 2019 la economía crecerá ligeramente más de lo previsto, hasta el 2,1%, una décima por encima de lo calculado en octubre, seguramente bajo la premisa de que la incertidumbre política habrá remitido.
La velocidad de la economía mundial se acelera, el PIB mundial crecerá este año y el que viene un 3,9% (dos décimas más de lo previsto), impulsado por Europa, Asia y «el impacto de los recientes cambios fiscales en Estados Unidos». El comercio mundial vuelve a crecer por encima del PIB (4,6%) apoyado en un repunte de la inversión, el precio de las materias primas se ha estabilizado y la inflación sigue contenida (1,9%), lo que resta urgencia a la retirada de los enormes estímulos económicos inyectados durante la crisis por los bancos centrales.
Tal es la euforia que el economista jefe del Fondo, Maurice Obstfeld, se ha apresurado a lanzar advertencias para contenerla: «los líderes políticos deben ser conscientes de que el momento económico actual refleja una confluencia de factores que no es previsible que dure mucho». Estamos en el entorno ideal para impulsar las reformas, remata el FMI, porque «la próxima desaceleración llegará más pronto que tarde y será más difícil de combatir».
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Factores de optimismo
Pese a las advertencias, hay factores que contribuyen a apuntalar el optimismo. De forma destacada para el FMI la reforma impositiva aprobada por la Administración de Donald Trump, que hará que EE UU crezca un 2,7% este año (frente al 2,3% previsto) y un 2,5% en 2019, muy por encima del 1,9% anterior. Aunque los beneficios a partir de ese ejercicio se diluyen y empezarán a pesar los problemas derivados de un déficit creciente. Asimismo, Japón crecerá medio punto más de lo previsto, hasta el 1,2%, gracias a los estímulos fiscales aprobados por el Gobierno de Shinzo Abe y la mejora del comercio global.
Entre los países emergentes, destacan las positivas perspectivas de Latinoamérica (1,9% este año y 2,6% en 2019), gracias a las mejoras en México y la sólida recuperación en Brasil. También sobresalen países de la Europa emergente, como Polonia o Turquía, enmarcada en esa región, y el estancamiento de Asia en cotas nada desdeñables del 6,5%.
Fuente: El País