Quien quiera invertir sus ahorros en un fondo o producto financiero –ya sea en Bolsa, renta fija, divisas o petróleo– debe tener en cuenta una cosa: los perros no se atan con longanizas. O, dicho de forma menos coloquial, no existe ninguna inversión con riesgo cero y que en todos los escenarios garantice ganancias al inversor.

Esta es la situación en la que se encuentran aquellos fondos de inversión, monetarios y de renta fija a corto plazo, que son los que cuentan con la menor clasificación de riesgo y clásicamente considerados ultraseguros. El termómetro de riesgo de los fondos de inversión es obligatorio desde julio de 2011 y lo decide la propia gestora, si bien es la CNMV la responsable de su revisión.

Las gestoras asignan a estos productos una clasificación de 1 o 2 en una escala donde se puntúa con 7 a los fondos más arriesgados. Sin embargo, de los 48 vehículos españoles de tipo monetario para minoristas que existen según Morningstar, solo 15 escapan de las pérdidas en lo que va de año. Seis se apuntan ganancias, inferiores al 0,08% (véase gráfico), y los otros se quedan igual. El 70% restante pierde dinero.

El balance es más negativo si se analiza la evolución de los últimos 12 meses, con solo ocho carteras sin números rojos y pérdidas en los peores casos que rondan el 1%. El eterno dilema entre los fondos monetarios y los depósitos se resuelve sin dudas en esta coyuntura. Las imposiciones a plazo fijo a menos de un año dan de media el 0,09%, pero al menos no provocan pérdidas.

No solo los monetarios, a los que se exige una cartera de una duración media igual o inferior a seis meses, arrojan un balance negativo. Los clasificados como de renta fija a ultracorto plazo de acuerdo a la terminología de Morningstar, están en una situación similar. De los 86 fondos nacionales para particulares, 19 no pierden dinero. Es decir, los inversores del 78% sufren minusvalías. En estos, el indicador de riesgo va del 2 al 3, debido a que la duración de sus activos es mayor y su calidad, menor.

Las rentabilidades más altas en esta tipología de fondos, también considerados históricamente muy seguros, se sitúan incluso por debajo del 0,08% de las mejores posiciones de los monetarios.

El patrimonio de los fondos monetarios se ha hundido en los últimos 10 años desde los alrededor de 40.000 millones de 2007 a los apenas 7.100 millones de cierre del pasado ejercicio, con un total de 342.723 partícipes. El descenso en igual periodo de los de renta fija a corto plazo es más moderado, del 30%, hasta algo más de 37.500 millones. El número de inversores de estos últimos se sitúa en los 1,16 millones.

La razón está en la política del BCE. Están a punto de cumplirse dos años desde el 16 de marzo de 2016, cuando Mario Draghi dejó los tipos en el cero histórico y puso el punto culminante a un proceso que inició con el programa de compras de deuda soberana 12 meses antes. Las letras españolas de tres a 12 meses han ofrecido entre el -0,4% y el -0,6% en las últimas subastas. Los bonos alemanes a dos años están negativo desde el verano de 2014.

La deuda soberana es el ámbito que tradicionalmente exprime estos fondos. Les daba una rentabilidad razonable y minimizaba el riesgo. La situación de tipos en negativo hace que los gestores de estos fondos busquen en el ámbito de la deuda corporativa.

Pero también el BCE compra bonos de las empresas, lo que minimiza la rentabilidad que pueden exprimir en estos activos. Y por esto se ven forzados a buscar oportunidades de inversión más allá del entorno de la zona euro. Pero, según se alejan del radar de Draghi, el riesgo aumenta.

Así, entre las posiciones de los fondos monetarios comunicadas a finales de septiembre se encuentran inversiones bastante alejadas de un riesgo cero. Los bancos islandeses son aquí algunos de los favoritos. Por ellos apuestan algunos de los pocos productos que han exprimido algo de rentabilidad en estas tres semanas. Por ejemplo, Trea Cajamar Corto Plazo, con un nivel de riesgo 2, tiene el 3,21% de su cartera en deuda de Landsbanki y un 2,96% en Arion Banki.

La búsqueda de estos nichos de rentabilidad en renta fija lleva a los gestores de fondos monetarios a regiones menos estables que Islandia o Japón. E incluso a coquetear con los mercados emergentes, toda vez que su clasificación de riesgo está muy lejos de los mínimos que les concede la CNMV. El vehículo de Trea opta por apostar un 2% en deuda de la eléctrica nacional búlgara o un 1,15% en bonos de Marruecos.

Entre los fondos con riesgo 1 con peores rendimientos en el año en curso, según Morningstar, aparecen Bankinter Dinero 1 (–0,05%), con mayoría en pagarés y depósitos en otras entidades a septiembre, y Bankia Fondtesoro Corto Plazo Universal (–0,08%), con solo deuda pública europea, especialmente española, en su cartera.

La bajada de comisiones es insuficiente

Las gestoras, conscientes de la escueta rentabilidad de los fondos monetarios y de renta fija a corto plazo, llevan recortando sus comisiones desde 2014.

  • Los fondos monetarios perdieron de media un 0,29% en 2017, según Inverco, pese a las reiteradas bajadas de comisiones para evitar que estas se coman las eventuales rentabilidades. Las gestoras de Bankia y Sabadell fueron de las primeras en mover ficha, hace ahora tres años. Y en 2015 Santander envió una carta a los alrededor de 150.000 partícipes de cuatro productos de su gestora para avisarles de que podrían sufrir pérdidas. Les instaba a cambiar de carteras para evitar sustos. La normativa limita la comisión de gestión máxima al 2,25% en los fondos de inversión, pero en los monetarios y de renta fija a corto plazo esta se sitúa en el entorno del 0,5%, según fuentes del sector.
  • CS Corto Plazo, de Credit Suisse Gestión, comunicó hace unas semanas que mantendrá su comisión de gestión rebajada al 0,19% desde el 0,3% y la de depositaría en el 0,04% desde el 0,05% hasta enero de 2020. La gestora informó del recorte inicial, que ahora amplía, a finales de 2016.Fonditel Dinero también ha bajado su comisión de depósito.

Fuente: El País