La tensión entre las grandes potencias en el G-20 se compensaba este lunes con un claro acuerdo sobre la situación de Venezuela que servirá como una presión añadida al régimen de Nicolás Maduro. Un grupo de 15 países, entre los que estaba EE UU, Japón, los cinco grandes europeos, España incluido, Argentina, Perú, Colombia, Chile y Paraguay, se reunió para debatir medidas contra Maduro y aprobó proponer al FMI que instaure un fondo para ayudar a los países, en especial Colombia, que están recibiendo miles de refugiados que huyen de la crisis económica de Venezuela.

MÁS INFORMACIÓN

Poco antes de participar en la reunión, el ministro de finanzas alemán, Olaf Scholz, admitió que está «muy preocupado porque la base de nuestra prosperidad, el libre comercio, está puesto en riesgo. El proteccionismo no es la respuesta a las dificultades de nuestro tiempo», le dijo al diario Bild. Nadie discutía que, a pesar de no figurar en la agenda, este se convirtió en el asunto central de la reunión. El ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne, trataba como anfitrión de centrar la agenda en otros temas de fondo menos polémicos, pero a la vez se reunió con Mnuchin para pedirle que deje a Argentina fuera de esas tarifas al acero y el aluminio, mostrando así su inquietud.

El gobernador del banco central de Japón, Haruhiko Kuroda, también mostró antes de entrar a la cita su preocupación. «Hay un gran consenso en que el comercio libre es importante», aseguró. Varios países presionaban a EE UU para lograr que en el comunicado final del G-20 hubiera una mención a los riesgos que tendría para la incipiente recuperación económica apostar por políticas unilaterales, aunque la palabra «proteccionismo» parecía inviable si se quería aprobar por unanimidad.

En la reunión, centrada en asuntos donde también hay discusiones fuertes entre EE UU y los demás, como la forma de regular las criptomonedas como el bitcoin, y la manera de gravar los beneficios de las grandes multinacionales tecnológicas como Google y Facebook, con sede en EE UU pero dominio en todo el planeta, se coló un asunto con fuerte contenido político: la crisis en Venezuela.

La OCDE critica la desigualdad en España en su último informe

La OCDE aprovechó la cumbre del G-20 para presentar un informa de la economía mundial que en el apartado dedicado a España critica especialmente los índices de desigualdad en este país. La OCDE recuerda que la desigualdad en España “se mantiene por encima de la media” de los países miembros de este grupo mientras. El texto lo atribuye al descenso del porcentaje de ingresos que se destina a los más pobres y a “varios años consecutivos de moderación salarial”. La brecha del PIB per cápita también es amplia “debido al lento crecimiento de la productividad de los factores”, explica el texto. La OCDE recomienda a España una reforma fiscal que elimine exenciones, mejore la administración del IVA y recurra a impuestos medioambientales, además de mejorar el acceso a la educación profesional. Y sobre todo reclama “reducir aún más la presión fiscal sobre los trabajadores con salarios bajos”.

Tras una reunión mantenida al margen del encuentro oficial, unos diez países, a iniciativa de Argentina, acordaron que pedirán al Fondo Monetario Internacional (FMI) recursos para asistir a los más de dos millones de venezolanos que han dejado el país durante el chavismo. El dinero no ingresará a Venezuela, que no acepta ningún tipo de ayuda del FMI. Irá a parar a los países de acogida, sobre todo en aquellos fronterizos donde la situación es crítica, como Colombia, donde los servicios migratorios han registrado a 340.000 venezolanos. Los 15 ministros, entre los que estaba el español, Román Escolano, discutieron qué puede hacer cada uno para presionar de forma bilateral a Maduro. España, según fuentes de Economía, apoya la iniciativa y confía en que se apruebe este fondo en la próxima reunión del FMI en Washington.

Fuente: El País