El proceso de independencia en Cataluña ha erosionado la confianza de los inversores y ha provocado una salida masiva de capital con dirección a tres comunidades autónomas (Madrid, País Vasco y Comunidad Valenciana). La inversión extranjera bruta recibida en Cataluña cayó un 40% hasta los 3.093 millones de euros, lo que supone una diferencia de 2.045 millones con respecto a los registros de 2016. En 2017 atrajo el 13% del total cuando un año antes llegó al 20%. En el otro aparecen las otras tres regiones. Madrid acaparó el 61,1% de toda la inversión extranjera, nuevo máximo histórico, con 14.521 millones y un crecimiento del 24,7% (2.880 millones más en términos absolutos), mientras que el País Vasco absorbió 2.616 millones, con un alza del 70,8%. Sin embargo, la más beneficiada por la salida de capital de Cataluña fue la Comunidad Valenciana, con una subida del 582% en 2017, pasando de 170 a 1.159 millones de euros en tan solo doce meses.

Los datos globales muestran que la recuperación de la economía española se ha dejado sentir en el apetito de los inversores extranjeros. En 2017, España atrajo fondos por valor de 36.122 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 0,7% y la cifra más elevada desde 2008, tal y como recalca el Ministerio de Economía en una nota. Los datos, extraídos del Registro de Inversiones Extranjeras (RIE) que gestiona la Secretaría de Estado de Comercio, se prestan, sin embargo, a múltiples matizaciones.

La Comunidad Valenciana, la gran beneficiada por la fuga de capital foráneo de Cataluña

En primer lugar, esa cifra récord corresponde a datos brutos, es decir, todas aquellas operaciones en las que un inversor apostó por una empresa española. Si el cálculo se realiza en términos netos (se restan las operaciones de entrada y de salida de capital), el resultado muestra que la inversión, lejos de crecer, cayó un 12,3%, lo que apunta a un fuerte crecimiento de las desinversiones. En concreto aumentaron un 80%, aunque desde la secretaría de Estado de Comercio remarcan que la mayoría de ese importe corresponde a una sola operación ligada al sector financiero.

Desde el Ministerio de Economía justifican esa caída de la inversión por la fuerte volatilidad de los datos, en los que una operación de un gran importe puede propiciar fuertes subidas y bajadas en los años siguientes, por lo que estima que la comparación se debe realizar con la media de los últimos años. «La comparación con la media de los últimos cinco años refleja un aumento de la inversión bruta del 25,6% y del 18,7% en términos netos», recalca.

Pero si además se tiene en cuenta la inversión bruta productiva (aquella que genera actividad y empleo, de la que hay que descontar la inversión financiera realizada reducir la factura fiscal), la caída es todavía mayor y se eleva al 36%. Dicho de otra manera que una parte sustancial del crecimiento de la inversión en España procede de operaciones financieras, sin impacto por lo tanto en la creación de actividad y empleo. De hecho, Economía resalta que el fuerte crecimiento de la inversión financiera, con un aumento del 20%, se ha debido “a tres operaciones puntuales que equivalen al 73% del total de esa inversión». Un dato que avala esta tesis es el hecho de que Luxemburgo vuelva a ser el mayor inversor extranjero en España, con 4.976 millones de euros, un crecimiento del 59,4% y un 20,9% del total. Luxemburgo es un destino utilizado por las grandes empresas españolas para crear esquemas fiscales destinados a rebajar el pago de impuestos. En el otro lado aparece EE UU, que en 2016 fue el mayor inversor, con más de 5.000 millones, y que en 2017 ha caído a la cuarta posición, por detrás de Alemania y Reino Unido, con una rebaja del 50,1%.

En el análisis por sectores, la inversión está muy dispersa en múltiples sectores. La principal novedad es que el sector inmobiliario supera al energético como el más importante en atracción de inversión. En concreto recibió 3.131 millones de euros, un 13,2% del total, frente a los 2.441 millones del sector energético, con un 10,3% del total. La inversión en las empresas de energía se desplomó un 44,5%, lo que seguramente estará relacionado con una operación importante que se cerró en 2016.

Regreso al mercado nacional

Fondos. Otro síntoma de la recuperación de atractivo del mercado español para invertir es la caída de la inversión española en el exterior. Los datos de la Secretaría de Estado de Comercio reflejan un desplome de los fondos destinados a participar en empresas extranjeras. En concreto, la inversión bruta de empresas españolas retrocedió un 42% hasta los 30.376 millones de euros. Si se analiza la inversión productiva (aquella que genera empleo y actividad), el ajuste aún fue mayor, hasta el 47%.

Socios tradicionales. El primer destino de la inversión española fue EE UU, con 2.801 millones, aunque sufrió un ajuste del 45% respecto a 2016. En el otro lado aparece Francia, que ha experimentado un crecimiento del 545% y ha estado a punto de superar a EE UU, con un balance final de 2.795 millones, Las empresas se han refugiado en los socios tradicionales, al igual que ha sucedido en el caso de las exportaciones, donde Europa se lleva dos terceras partes de las ventas.

Sectores. La inversión está muy atomizada por actividades, pero hay tres que sobresalen sobre el resto. La más importante es el transporte, con 3.694 millones y un crecimiento del 194,3% anual. En segundo lugar aparecen las telecomunicaciones, con 2.298 millones y un alza del 114%. En tercero aparece el comercio, el primero tradicionalmente, con una caída del 75%.

Fuente: Cinco Días