Después de que Deutsche Bank transfiriera accidentalmente 28.000 millones a una contraparte hace unas semanas, algunos bromearon diciendo que era una bonificación diferida para el ex-CEO Anshu Jain. Cuatro años después de su partida, la entidad sigue peleando con el negocio de banca de inversión global que defendió. El plan del nuevo jefe, Christian Sewing, de reducir el trading de acciones y hacer recortes en EE UU y Asia, cierra al fin esa cuestión.

Cualquier ilusión que quedara de que Deutsche pudiera competir globalmente se desvaneció con los resultados del primer trimestre. Incluso tras excluir los movimientos de divisas y numerosos gastos extraordinarios, los ingresos procedentes de renta fija y divisas bajaron un 12%, mientras que los ingresos de renta variable se mantuvieron prácticamente estables.

Sin embargo, aunque el tardío reconocimiento de Sewing de la caída del estatus de Deutsche es bienvenido, el futuro sigue siendo desalentador. Quiere impulsar las fuentes de ingresos “sostenibles” –o menos volátiles– del banco, como los préstamos minoristas alemanes, la gestión de activos y la prestación de servicios de gestión de tesorería a empresas europeas. El plan es que esos negocios supongan el 65% de los ingresos del grupo para 2021, frente al 63% del año pasado.

Rivales continentales como BNP Paribas, cuya división de banca de inversión aporta sólo el 27% de los ingresos, son el modelo. El problema es que Deutsche está comenzando otra reestructuración a partir de una base de rentabilidad mucho más baja que la de su rival galo, que obtuvo un rendimiento subyacente del 11% sobre el capital tangible el año pasado.

Deutsche, que registró un rendimiento negativo en 2017, tiene pocos de los puntos fuertes de BNP. Alemania es el mercado minorista menos rentable de Europa. Aunque el fin de los tipos negativos del BCE ayudaría, el banco necesita un aumento sostenido de los ingresos para tener esperanzas de generar un ROE aceptable. Una década después del inicio de la reestructuración de Deutsche, la verdadera transformación no ha hecho más que empezar.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

Fuente: Cinco Días