Iberdrola ha solicitado al Ministerio de Energía el cierre de las plantas térmicas de Lada (Asturias) y Velilla (Palencia), decisión con la que completará el proceso de cierre de todas sus centrales de carbón en el mundo. Estas dos plantas suman una potencia conjunta de 874 megavatios (MW) y la petición de cierre que no afectará al empleo, añadió la compañía energética y solo suponen el 1,8% de su potencia instalada.

La decisión de la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán es un pulso en toda regla al Gobierno que choca frontalmente con las intenciones del departamento que dirige Álvaro Nadal de mantener las centrales de carbón abiertas y está pendiente de un real decreto para regular el procedimiento de cierre de las instalaciones de generación eléctrica, incluidas las nucleares.Nadal, que ha buscado los apoyos parlamentarios de PSOE y Ciudadanos sin éxito, ha reiterado que el cierre no puede depender únicamente de las empresas porque influye en la configuración del mix energético, un tema que debe ser competencia del Parlamento y el Gobierno.

De hecho, para poner en marcha el real decreto está a la espera del informe de la comisión de expertos para hacer la ley de Transciicón Energética y Cambio Climático. Por eso, la decsión de Iberdrola se adelanta a cualquier decisión que impidera por ley ese cierre. En todo caso, también debe tenerse en cuenta la opinión de la Comisión de los Mercados y la Competencia (CNMC) y de Red Eléctrica de España.

El discurso de Nadal respecto a este tema se endureció a partir de mayo, después de que Enel, principal accionista de Endesa, confirmara que, en base a la vigente normativa ambiental y teniendo en cuenta las actuales condiciones del mercado, cerraría sus centrales de carbón de la Compostilla (León) y Teruel antes del 30 de junio de 2020. Asimismo, Gas Natural Fenosa también anunció en junio que acometería un «cese paulatino» de la actividad de su central térmica de Anllares hasta 2019.

Recolocación.

La empresa ha señalado que recolocará al 100% de la plantilla -90 empleados en Lada y 80 en Velilla- tanto en las labores de desmantelamiento de ambas plantas, que se extenderán durante cuatro años desde la fecha de aprobación de cierre por parte del Ministerio de Energía y supondrán una inversión cercana a los 35 millones de euros, como en otras instalaciones de la empresa. Las zonas ocupadas por Lada y Velilla serán objeto de una restauración paisajística.

Iberdrola enmarca esta decisión dentro de su apuesta por las energías limpias y por acelerar su compromiso de reducción de la intensidad de emisiones de CO2 en un 50% en el año 2030 respecto a los niveles de 2007. Asimismo, indicó que el cierre de estas plantas no incidirá en la seguridad del suministro eléctrico (la compañía cuenta con 5.695 MW de capacidad de respaldo en ciclos combinados de gas). 

En esta línea, recientemente, y junto a otras relevantes compañías eléctricas europeas, la energética ha pedido a la Comisión y Parlamento Europeo que apruebe unos objetivos medioambientales más ambiciosos para el año 2030, incrementando la cuota de energías renovables hasta el 35%, frente a la propuesta actual del 27%.

Desde 2001, la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán ha clausurado en todo el mundo centrales térmicas que suman casi 7.500 MW de capacidad instalada. Destacan el cierre en 2013 y 2016, respectivamente, de dos grandes centrales de carbón en Reino Unido (Cockenzie y Longannet), cuya potencia conjunta ascendía a 3.600 MW. Asimismo, el desmantelamiento en este periodo de tiempo de casi 3.200 MW de plantas de fuelóleo.

Con el cierre de las últimas plantas de carbón operativas, el porcentaje de la capacidad de producción de electricidad libre de emisiones del grupo quedará en el 68%, elevándose en España hasta el 76%. Con 28.778 megavatios verdes, Iberdrola se ha situado entre las empresas líderes mundiales por capacidad renovable, sobre todo eólica, tanto terrestre como marina (15.902 MW) e hidroeléctrica (12.756 MW).

Fuente: El País