El presidente de CaixaBank, Jordi Gual, ha estrenado este viernes la nueva sede de la entidad, emplazada en el antiguo cuartel general de Banco de Valencia, en la primera presentación de resultados anuales que se celebra en la capital valenciana, anunciando un beneficio récord, de 1.684 millones de euros en el ejercicio 2017.

Gual ha defendido la decisión que tomó el consejo de administración el pasado octubre de trasladar la sede social, y posteriormente también la fiscal, de la entidad financiera de Barcelona a Valencia debido a la incertidumbre económica y política que despertó el pulso independentista del Govern catalán.

“No hubo sobrerreacción”, ha aseverado, alegando que “en cualquier caso una entidad está obligad a a garantizar a todos sus clientes, accionistas y empleados la continuidad del negocio”. Urgía “mandar mensaje de confianza y surtió efecto porque la reversión fue inmediata”, ha expuesto, revelando que la decisión se hizo un viernes y “la reversión se inició al lunes siguiente”.

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“Fue una actuación difícil pero acertada dada la situación que se había generado. Es verdad que podría haber disgustado a algunos clientes, en lo emocional”, ha admitido Gual a preguntas de la prensa, para añadir que era necesario garantizar el “acceso a la liquidez del Banco Central Europeo y esto se garantizaba con el cambio de sede”. “Más allá de las cuestiones emocionales, está la cuestión de la seguridad de los depósitos y los ahorros de lso clientes”, ha sentenciado, agradeciendo a los empleados de la entidad el esfuerzo realizado en aquellos días complejos.

En cuanto al impacto económico en la entidad, los responsables de CaixaBank no han querido aclarar el detalle completo de la factura del pulso soberanista pero han reconocido que en el último trimestre de 2017 sufrieron una caída de 700 millones de euros en el volumen de depósitos que el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, ha considerado “inmaterial” y “moderada” frente al aumento de 10.600 millones en recursos de la clientela en el conjunto del año.

En cuanto a la situación política actual en Cataluña, Gual ha expuesto que no le corresponde a la entidad tomar partido por ninguna alternativa y ha recordado que la región sigue pendiente de formar gobierno. “A no ser que se haya formado esta mañana, que podría ser”, ha bromeado sobre el permanente giro de acontecimientos en el Parlament, que mantiene un pulso con el Gobierno y el Tribunal Constitucional para tratar de investir presidente a Carles Puigdemont, quien permanece en Bruselas para evitar la acción de la justicia.

“Confiamos en la vía del respeto legalidad vigente para que la sociedades complejas, como son la española y la catalana, avancen”, ha dicho Gual, que espera que los interlocutores lleguen a un acuerdo y que el impacto económico del choque de trenes de paso a una mayor estabilidad.

En todo caso, en CaixaBank asumen que la merma macroeconómica que produjo el procés se concentró en el mes de octubre, cuando se estimó que el crecimiento de España para 2018 pasaría del 2,7% al 2,4%, si bien la mejora de los meses posteriores permite pensar ahora en un crecimiento del entorno del 2,5%.

Las fusiones europeas

“El año pasado fue el año de BPI y este año también es el año de BPI”, ha sostenido el presidente de CaixaBank sobre los posibles planes de acometer operaciones corporativas en 2018. La adquisición del banco portugués en febrero de 2017 ha aportado 176 millones de euros a los beneficios del grupo y la intención de Gual es mejorar todavía más las sinergias.

La operación también ha arrojado algunas lecciones, ha expuesto Gual, quien considera que la fusión de entidades transfronterizas dentro de la UE, que el BCE considera un hito necesario para completar la Unión Bancaria, se ha demostrado un ejercicio difícil por la disparidad de regulación y exigencias. El presidente de CaixaBank también pone en duda que en el modelo de banca digital hacia el que avanza el sector exija fusiones tradicionales de entidades para lograr presencia física masiva en otros países en los que se quiera abrir mercado.

Más allá, Gual ha puesto en duda que España vaya a ser escenario de un nuevo baile de fusiones banarias en el corto plazo. “No esté claro que el marco de consolidación corporativa se reanude en España”, ha dicho, señalando que vienen buenos tiempos para el sector, con la gradual subida de tipos que se espera desde el próximo año.

Las cláusulas suelo

En cuanto a las declaraciones del director general de CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz, de la pasada semana, tachando de “leyenda urbana” los desahucios hipotecarios y sosteniendo que con las cláusulas suelo se ha tratado de trasladar parte de la factura de la crisis a la banca, Gual ha expuesto que se trató de “declaraciones desafortundadas” y ha recordado que el ejecutivo ha pedido perdón y se ha retractado de unas palabras que asegura “no encajan con la filosofía del banco y la praxis de la entidad”.

Más allá, Gortázar ha detallado que CaixaBank ha recibido unas 99.000 reclamaciones de devolución de lo cobrado por cláusulas suelo y que ha resuelto compensar a unos 52.000 clientes. En total, la entidad ha devuelto a sus clientes 241 millones de euros por estas cláusulas, que la justicia ha declarado nulas cuando se comercializara de forma opaca.

El consejero delegado de la entidad ha recordado que la mayoría de cláusulas suelo de su cartera, que retiró de forma general y voluntaria en 2015, proceden de otras entidades que CaixaBank ha ido adquiriendo.

Finalmente, Gortázar ha considerado que sigue siendo adecuada la provisión de 625 millones de euros que la entidad hizo en su día para afrontar potenciales devoluciones y que se estima que le permite cubrir aproximadamente la mitad de todo lo cobrado en aplicación de cláusulas suelo.

Fuente: Cinco Días