«Era una situación dura. Mi mayor preocupación era dar tranquilidad a la clientela, de hecho, lo primero que hice al llegar fue una declaración a los medios para que los depositantes no perdieran la confianza… era una situación tremenda y dejé clara la viabilidad del banco y que teníamos al Estado detrás apoyando. Me preocupaba la falta de confianza de los clientes y de nuestra gente porque si los empleados no estaban tranquilos, lo acabarían transmitiendo. Bankia se pudo transformar por la confianza de los clientes». Con esta duras palabras José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, ha explicado cómo fueron sus primeros días en la entidad, en mayo de 2012, cuanto temió una fuga de depósitos, que sumaban 125.000 millones en el balance entidad, una cantidad imposible de reponer para el Estado.

Goirigolzarri también ha admitido que tomó las primeras decisiones «con la torre de Bankia rodeada de preferentistas», que eran su segundo problema después de los depositantes. «Nada de lo que vivimos era normal, fue una situación que yo no he vivido jamás en mis más de 40 años de experiencia», enfatizó el presidente. Y añadió que en este ambiente tuvo que pedir la dimisión de todos los consejeros de Bankia y de su matriz BFA, elaborar y entregar la información que le faltaba a la auditora Deloitte para que pudiera analizar las cuentas y confeccionar unas nuevas cuentas de 2011.  El presidente no precisó exactamente qué información le faltaba a Deloitte porque dijo que no lo recordaba, pero que sabía que se habían entregado las cuentas de Bankia a la CNMV sin auditar por la negativa de Deloitte ante la falta de datos.

El presidente de Bankia, cuyo apellido no fue bien pronunciado por la presidenta del tribunal, ante la sonrisa del testigo, también ha explicado que en el nuevo equipo que formó a su llegada el 9 de mayo de 2012 estaba compuesto solo por cuatro personas. «Por mi experiencia, sé que no es bueno hacer un gran desembargo de directivos cuando se llega a un banco porque se frustran las posibilidades de ascenso de la gente con talento», comentó. Si prescindió del exdirector financiero Ildefonso Sánchez Barcoj y del exdirector de auditoría interna, Miguel Ángel Soria, debido a que el resultado de su actividad anterior en «no era como para seguir confiando en ellos, por decirlo de una manera fina».

Así lo ha indicado durante su comparecencia como testigo este miércoles en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia en julio de 2011 que se celebra en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid), donde por el contrario ha resaltado la «profesionalidad» del exconsejero delegado de la entidad Francisco Verdú Pons, opinión que tenía antes de llegar a Bankia «y ahora la mantengo» y del exinterventor general, Sergio Durá, a quienes sí mantuvo en su equipo. Goirigolzarri evitó realizar graves acusaciones contra el equipo anterior de Bankia, incluido Rato. El presidente justificó que su equipo presentara sus cuentas con duras pérdidas en 2011, frente a los beneficios anteriores de la época de Rato, por el severo cambio de las circunstancias económicas.

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Tres conversaciones con Rato

Según ha explicado Goirigolzarri, que antes de llegar a Bankia el ex consejero delegado de BBVA, tuvo tres conversaciones con Rodrigo Rato, entonces presidente de Bankia. Una primera en 2011 (cuya fecha no recuerda) en la que le ofreció ser consejero y que rechazó porque se encontraba en un periodo de no competencia con el BBVA, una segunda un par de semanas antes de su incorporación definitiva, en la que le ofreció ser consejero delegado, y la tercera el 7 de mayo de 2012 en la que aceptó ser el presidente del grupo, para finalmente ser nombrado dos días después por el consejo de BFA y el consejo de Bankia.

Antes de tomar esta decisión, Goirigolzarri reconoció que tuvo una conversación con Luis de Guindos, entonces ministro de Economía. Entre el 7 y el 9 de mayo relató que habló con miembros del Banco de España y del FROB, el fondo de rescate.

En cuanto al conocimiento que tenía entonces de la entidad, Goirigolzarri ha explicado que contaba con el que podía obtener de los medios de comunicación. «Sabía y conocía los problemas del sistema bancario español, conocía los problemas de Bankia desde fuera, el famoso informe del FMI, conocía que se habían presentado unas cuentas a la CNMV que no estaban auditadas y conocía los rumores que había en el mercado, pero información directa no tenía», ha indicado.

De esta manera, Goirigolzarri llegó a la presidencia de Bankia con dos objetivos «concretos y urgentes»: tener unas cuentas de 2011 auditadas y presentar al Banco de España un plan de capitalización y saneamiento que le había sido solicitado por carta.

A lo largo de su declaración, el experto banquero sí dejó claro que el fortísimo deterioro de la situación de España llegó entre febrero y mayo de 2012, cuando la economía cayó un 3%, la valoración de los bancos en Bolsa se deterioraron un 40% y el paro superaba el 20%.  Por este ambiente, «que llegó después de dos subidas de tipos de interés consecutivos por parte del BCE, indicando que la economía se iba a recuperar, algo que claramente no ocurrió», aclaró Goirigolzarri, rehicieron las cuentas de Bankia valorando estas circunstancias, aunque se trataba de cerrar el balance de 2011.

Otro tema en el que insistió Goirigolzarri fue en que no admitió nunca la injerencia política. «Para mí era vital mejorar el gobierno corporativo de la entidad y no podíamos formar un nuevo consejo con influencia política. «Ninguno de los tres ministros de Economía, los dos del PP y el actual del PSOE, han tratado de influir y no lo hubiera admitido», sentenció.

Fuente: El País