La idea de Chris Hohn de unir la Bolsa de Londres, London Stock Exchange, con un rival de EE UU es tentadora pero engañosa. Una venta, supuestamente sugerida por el activista gestor de fondos, crearía valor, pero es poco probable que siente bien a Londres.

La idea de Hohn se produce después de una amarga disputa con LSE, en la que posee un 5%. Su TCI Fund Management lanzó una desafortunada campaña para alargar el mandato del CEO, Xavier Rolet, y despedir al presidente, Donald Brydon. El grupo acabó teniendo que buscar sustitutos a los dos.

Hay algo de lógica en la nueva propuesta. LSE, valorada en 16.000 millones de euros, rompió las conversaciones de fusión con Deutsche Boerse el año pasado, después de que la bloqueara la Comisión Europea. Eso deja la puerta abierta para la Chicago Mercantile Exchange o la Intercontinental Exchange (ICE), ambas de EE UU. Puesto que la primera ha reducido sus operaciones en Europa, la segunda, valorada en 35.000 millones de euros, es la candidata más probable.

Habría un sustancial ahorro de costes. UBS cree que ICE podría eliminar en torno al 30% de los costes operativos de LSE, unos 340 millones de euros. Gravados y capitalizados, esos ahorros podrían valer 2.570 millones. Si ICE pagara un poco más de la mitad de ese ahorro a los accionistas de LSE, esta podría valer 17.000 millones. Para ICE, habría muchos beneficios. Adquiriría la unidad FTSE Russell de LSE, que compila los índices utilizados para los ETF, un producto que crece rápido. Y obtendría una participación dominante en el negocio de compensación de swaps de tipos de interés.

Aunque puede tener sentido sobre el papel, Downing Street podría ser un obstáculo. El brexit ha vuelto vulnerable su sector de servicios financieros. Lo último que querría ver es un ganador nacional en manos extranjeras. También podrían preocuparle los empleos, si las transacciones se trasladaran a Nueva York.

El Takeover Panel, que supervisa las adquisiciones de compañías que cotizan en Bolsa en Reino Unido, ha anunciado este mes nuevas reglas que obligarían a los adquirentes potenciales a revelar posibles planes para trasladar activos al exterior.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

Fuente: Cinco Días