La quiebra del Popular será un caso de estudio en el futuro. Algunos financieros creen que puede ser un ejemplo de cómo no abordar un banco que se muere por falta de liquidez con las herramientas preparadas para entidades insolventes por escasez de capital. Precisamente, desde un punto de vista técnico, el Popular no era insolvente al iniciar su crisis, aunque acabó siéndolo porque se declaró incapaz de abrir sus oficinas y hacer frente a los pagos del 7 de junio de 2017.

“La valoración provisional no indica que, en la fecha de la valoración”, 5 de junio, “el banco sea insolvente. No hay indicaciones para considerar que el Popular infringe los requisitos de capital”, señalaba, en el informe desvelado ayer, la Junta Única de Resolución (JUR), que pilotó el rescate. El Popular murió de un ataque al corazón: falta de liquidez. Pero no hay que olvidar que el BCE, a través del Banco de España, monitorizaba la situación de liquidez dos veces al día. Así estuvieron haciéndolo desde abril, según fuentes del anterior equipo directivo. Es cierto que hubo decisiones (reexpresión de las cuentas), declaraciones de su presidente, Emilio Saracho (en la junta de accionistas), y artículos de prensa que aceleraron la salida de dinero. Pero el supervisor tuvo tiempo para establecer un plan antes de llegar al colapso, algo que le reprochan en Bruselas.

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La legislación permite prestar dinero a un banco si entrega activos como aval. El Popular presentó al Banco de España garantías por 40.000 millones y se le concedió liquidez por 3.800 millones. ¿Por qué? El supervisor dijo que el Popular tenía más activos de los que presentó… ¿Cuáles? El 2 de junio la JUR inició trámites para intervenir y días después se aceleran las salidas. ¿Quién lo supo y sacó el dinero? Estas cuestiones se podían haber aclarado, pero el BCE lo ha censurado.

La liquidez es un tema clave porque el Popular cayó cinco días antes de presentar una ampliación de capital que hubiera podido salvarle. Incluso la JUR preveía que sobreviviría, en el peor de los casos, hasta el viernes 9 de junio, pero se quedó seco un martes, en mitad de semana, y hubo que improvisar una solución poniendo en riesgo a todo el sistema financiero. La liquidez puede ser la pistola humeante del caso, pero el BCE la ha escondido.

Fuente: El País