Los salarios perdieron poder adquisitivo en 2017. Crecieron algo. Llegaron a una media de 2.020,14 euros al mes, un 0,5% más que al acabar 2016. Pero esa subida fue menor de lo que lo hicieron los precios que crecieron un 1,1% el año pasado. Por segundo año consecutivo retrocedió su capacidad de poder de compra, esta vez seis décimas, según los datos del INE correspondientes a la encuesta trimestral de coste laboral y la del IPC.

La devaluación salarial que ha vivido España como vía de salida de la crisis ha sido algo más llevadera por la debilidad de los precios en 2013, 2014 y 2015. Pero eso acabó en 2016 y, en cambio, los sueldos han seguido mostrando una anemia preocupante. Esto se ha traducido en retrocesos del poder adquisitivo de estos si se mira esas dos estadísticas.

Nada más conocerse el dato, UGT ha emitido un comunicado reclamando que los salario recuperen terreno. «La economía creció, por cuarto año consecutivo en 2017, y los beneficios empresariales crecieron más que antes de la crisis. Sin embargo, los salarios reales cayeron casi dos puntos porcentuales. Desde 2009, los trabajadaores han perdido 7,2 puntos de poder adquisitivo», ha cuantificado el sindicato que dirige Pepe Álvarez.

La subida fue algo mayor si en lugar de tomar los salarios se toma el total de costes laborales, es decir, cuando se añaden las cotizaciones sociales o retribuciones no monetarias, un 0,7%, que llevan el desembolso medio hasta los 2.668,84 euros al mes, según la encuesta trimestral de coste laboral del cuarto trimestre del año pasado divulgada por el INE.

El incremento bruto del 0,5% el cuarto trimestre en los salarios coincide con las subidas que se producen cuando se observa la subida depurada de los efectos propios del calendario (más o menos días trabajados) y del impacto de la estacionalidad (campañas agrícolas, temporada baja de turismo).

Un elemento a tener en cuenta en esta estadística y que, probablemente, atenúa el resultado es la alta creación de empleo, en 2017 hubo casi medio millón de nuevos empleos. Mucho de ese empleo es precario, lo que también conlleva peores salarios. Además, como norma general, cuando empieza a trabajar en una nueva empresa (excepto los fichajes) no es el momento en que más se cobra. Esos nuevos empleos con sueldos más bajos también entran en la estadística y tiran hacia abajo de la media, por lo que el incremento es más bajo de lo que sería si solo se tomara la evolución de los empleos existentes previamente.

En favor de esta tesis, acude la evolución de los costes laborales en la hostelería, que bajaron en un 1,8% y quedó en 1.609,74 euros. La rama de hostelería y restauración es una de las que más empleo ha creado en los últimos años.

Cuando se desglosan todos los costes laborales, se observa que el mayor aumento se produce en los llamados otros costes, especialmente en las cotizaciones sociales, que crecieron un 1,2%, hasta llegar a una cifra media de 596,04 euros al mes. El mismo aumento se dio en las retribuciones no monetarias (70,08 euros).

Fuente: El País