Cirsa ya está vendida. Su presidente, fundador y único accionista –su familia directa controla menos de un 2%–, Manuel Lao Hernández, ha firmado un acuerdo para vender el gigante del juego al fondo de capital riesgo estadounidense Blackstone, a la sazón el gran comprador de suelo en España –compró el 51% del ladrillo tóxico de Popular a Santander– y que anunció una opa por la socimi Hispania el pasado 5 de abril.

La empresa, un gigante del juego a nivel mundial con un beneficio bruto de explotación (ebitda) de 427 millones el año pasado, es uno de esos eternos candidatos para salir Bolsa. También está desde tiempos inmemoriales en la diana de una operación corporativa. Pero desde noviembre del año pasado la posibilidad de que Manuel Lao haga caja, al menos con una parte, se concretó con el fichaje del banco de inversión Lazard.

Blackstone se ha impuesto al fondo Apollo, el único que quedaba en la puja. Cirsa se guardaba incluso la posibilidad de una salida a Bolsa en caso de que el importe no estuviera a la altura de las expectativas de Manuel Lao. El importe de la transacción no ha trascendido, si bien Lao exigía un mínimo de 1.500 millones de euros incluyendo la deuda por unos 950 millones a cierre de 2017. 

Quedan al margen del acuerdo, eso sí, los negocios de Cirsa en Argentina que continuarán siendo administradas por Manuel Lao por separado. Fuentes cercanas a la operación indican que Lao consideraba que la valoración por este negocio no era la adecuada.

Joaquim Agut, consejero delegado de Cirsa desde 2006, asumirá  la presidencia del grupo. «Desde su incorporación Joaquim ha transformado Cirsa y, entre sus logros, destaca haber triplicado el tamaño de la compañía, diversificando sustancialmente su oferta de juego y presencia internacional y logrando 47 trimestres consecutivos de crecimiento en ebitda», señala la compañía en una nota. Fuentes de la compañía indican que no se prevé que el nuevo accionista de control no hará cambios en el equipo gestor y tiene el compromiso de mantener intacta la plantilla.

A 31 de diciembre de 2017, Cirsa registró un ebitda de 427 millones de euros. De los cuales, más de un tercio procedió de su negocio en España; un 17,5%, del mercado argentino, y un 16,7% y un 11,1%, de Panamá y Colombia, respectivamente. Deuda. A cierre del tercer trimestre de 2016, la deuda financiera neta de Cirsa ascendía a los 948 millones. La mayor se corresponde con dos emisiones de bonos en la Bolsa de Luxemburgo. La primera, de 450 millones, vence en 2021 y paga un cupón del 5,75%. La segunda abona un 5,87% anual hasta 2023 o su cancelación

Una de las empresas cotizadas del sector del juego con la que los analistas comparan a Cirsa es la británica William Hill, que vale 2.839 millones de libras (unos 3.300 millones de euros), con un ebitda el año pasado de 436 millones de euros. Su ratio de deuda neta frente al ebitda a cierre del pasado ejercicio fue de 1,4 veces. Su facturación creció además un 7%, hasta los 1.700 millones de libras (unos 2.000 millones de euros).

La también británica 888 vale 976 millones de libras (unos 1.100 millones de euros), ingresó 542 millones de dólares (unos 440 millones de euros) y cuenta con la ventaja de no tener absolutamente ni un euro (ni libra ni dólar) de deuda, según explica la compañía. Las ventas de Cirsa sumaron 1.871 millones de euros el año pasado, con una ratio de endeudamiento entre ebitda de 2,4 veces. La empresa española ganó 14,7 millones de euros, frente a los algo menos de tres millones de 2016, según Bloomberg. En 2015 perdió 15,7 millones por unos resultados financieros negativos de 106 millones.

Fuente: Cinco Días