El Corte Inglés llevará a cabo un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que afectará a 26.000 personas en el conjunto del grupo, según ha confirmado el grupo de distribución, y que durará en principio14 días desde que se haga oficial la renovación del estado de alarma. Un plazo que se extenderá según dure esta situación generada por el coronavirus. «El Corte Inglés adopta esta medida por causa de fuerza mayor y con el objetivo de mantener el empleo», dice la empresa que preside Marta Álvarez. Esta se compromete a complementar las prestaciones hasta cubrir el 100% del salario.

La medida afecta tanto a los profesionales de los grandes almacenes, como a los de las tiendas de moda Sfera y a los de Viajes El Corte Inglés. Los primeros copan la mayor parte de la suspensión de los contratos, con 22.000 afectados. Desde que se decretara el estado de alarma, solo los espacios de alimentación, establecimientos de Supercor y áreas de Hipercor han estado en funcionamiento. El resto de la actividad comercial de la compañía ha estado paralizada.

A esos 22.000 hay que sumar otros 2.000 más de Sfera, la cadena de tiendas de ropa, mientras que se añaden otros 1.900 de Viajes El Corte Inglés. En este caso se trata de profesionales que trabajan en las oficinas a pie de calle o en las ubicadas dentro de los centros comerciales del grupo, es decir, la parte dedicada al negocio vacacional.

Tanto en los trabajadores de El Corte Inglés, como de Sfera y de Viajes, la empresa se compromete «a garantizar que los trabajadores afectados puedan cobrar la totalidad de su salario, ya que la empresa complementará las prestaciones que reciban del Estado».

El Corte Inglés ha sido de las últimas empresas de la distribución afectadas por el cierre de establecimientos no esenciales en anunciar sus medidas de ajuste laboral. La empresa había retrasado cualquier decisión hasta ajustar su operativa a la complejidad de la conyuntura, al haber tenido que reforzar las áreas de alimentación con personal de otros departamentos de las tiendas; cubrir los puestos de aquellos empleados con factores de riesgo y que han sido enviados a casa; o reforzar la venta telefónica, mientras la mayor parte de los servicios centrales estaba teletrabajando.

Un encaje de bolillos ya que no podía hacer un ERTE generalizado en sus distintas divisiones, puesto que no todas están afectadas por las restricciones del Gobierno.

Fuente: Cinco Días