El estancamiento de las autopistas italianas podría solucionarse con un buen acuerdo para todos. El Gobierno de Roma considera que puede revocar unilateralmente una lucrativa licencia de peaje de Atlantia sin pagar compensación, después de que un puente colapsara en Génova el año pasado, matando a 43 personas. El grupo de infraestructuras de 19.000 millones de euros impugnaría esa decisión ante los tribunales, lo que desencadenaría una larga e incierta batalla jurídica. Una mejor opción para ambas partes sería reducir los peajes.

Un comité de expertos nombrado por el ministro italiano de Transportes, Danilo Toninelli, ha concluido que el ministerio puede desenchufar una gigantesca concesión de autopistas otorgada hace una década a Autostrade per l’Italia (ASPI), que es propiedad en un 88% de Atlantia.

La pérdida de la licencia supondría un duro golpe para el consejero delegado de Atlantia, Giovanni Castellucci, cuya empresa se convirtió en líder europeo tras la adquisición el año pasado de la española Abertis a medias con ACS.

La concesión italiana representó el 32% de los 7.300 millones de euros de ebitda combinado proforma del año pasado. La cancelación desestabilizaría al grupo, que había acumulado una deuda neta cercana a los 38.000 millones de euros a finales de 2018, y podría provocar un impago de los bonos de ASPI.

Atlantia, que está controlada por la familia Benetton, insiste en que deshacer la concesión requeriría que el Estado le compensara por la pérdida de flujo de caja futuro hasta el año 2038, cuando finalizaba la licencia. Esto podría costar a los contribuyentes italianos unos 24.000 millones de euros, según los expertos del sector.

Solo un tribunal italiano puede tomar una decisión final, pero los litigios se prolongarían durante años. Mientras tanto, la imagen de Italia y los accionistas de la empresa se verían perjudicados.

Una mejor opción sería llegar a un acuerdo que ofrezca beneficios tangibles para los votantes sin estrangular a Atlantia. Por ejemplo, los Benetton podrían aceptar pagos más bajos por el dinero que gasta la empresa en la red de carreteras de Italia. Alternativamente, la empresa podría reducir los peajes. Si los ingresos anuales de ASPI bajaran un 10%, el ebitda de Atlantia en 2020 se reduciría en un 3%, según nuestros cálculos, basados en datos de Refinitiv.

Una tregua sería un alivio para los inversores de Atlantia, cuyas acciones todavía están en los 23,72 euros, un 9% por debajo del pico previo al colapso del año pasado, los 25,88 euros (llegaron a bajar un 30%). Es posible que el Gobierno exija inversiones adicionales en carreteras o que imponga una sanción por el desastre de Génova. Aun así, un pacto redundaría en beneficio de todos.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días