Larry Fink, jefe de BlackRock, el gestor de activos de 6,4 billones de dólares, es muy franco en cuestiones como la gobernanza. Sin embargo, en un área en particular –el grupo de posibles candidatos internos para su propio puesto– está muy lejos de alcanzar sus propios objetivos de diversidad. Es un caso en el que la buena administración comienza por la propia casa.

Fink ha ascendido a Mark Wiedman, que lidera los negocios de fondos indexados y ETF, que comprenden alrededor de dos tercios de los activos de BlackRock, a un nuevo puesto que depende directamente de él. No es ningún indicativo de que Fink tenga planes de irse o de identificar a un sucesor concreto. Pero Wiedman es una de la media docena de personas que los medios mencionan como posibles sustitutos. Todos son hombres, incluyendo tres Marks, dos Robs y un Richard.

Para una compañía con el objetivo de que las mujeres ocupen el 30% de sus puestos de trabajo de alto nivel tan pronto como el próximo año, se trata de una cohorte notablemente masculina. El pasado marzo, Fink instó públicamente a las empresas en las que invierte la suya a prestar más atención al crecimiento sostenible, el buen gobierno y otras cuestiones, incluida la diversidad de sus recursos humanos.

BlackRock es un buen ejemplo en algunos aspectos. Dice que alrededor del 28% de sus altos directivos son mujeres, en comparación con el 24% de hace seis años. Su consejo, con 5 mujeres de un total de 18 miembros, se encuentra en la misma situación en cuanto a diversidad de género. El 55% de los graduados contratados el verano pasado fueron mujeres.

Con el tiempo, ese equilibrio debería reflejarse en la cúspide de la empresa. Sin embargo, es sorprendente que solo 3 de las 22 personas que integran el comité ejecutivo mundial de Black­Rock sean mujeres, lo que en proporción representa un retroceso con respecto a las dos de los ocho fundadores que había en 1988. La gente de color es aún más escasa. Esto hace que la empresa parezca, digamos, un poco pasiva en lo que se refiere a diversidad.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días