El enfrentamiento entre el empresario murciano Trinitario Casanova y la cadena hotelera Riu sube un escalón. Este martes, la inmobiliaria Grupo Baraka ha solicitado de manera oficial tanto ante el área de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Madrid, como ante los Juzgados de Primera Instancia, la paralización de las obras del Edificio España, según un comunicado de la compañía.

A finales de agosto, Casanova ya advirtió que demandaría a la cadena hotelera ante el conflicto surgido por la propiedad del área comercial, de 15.000 metros cuadrados, en los bajos del edificio, de la que asegura tener una opción de compra. Y amenazó a Riu con llevar a la empresa a los tribunales por la obra de reforma.

Baraka recuerda en el comunicado que el despacho de arquitectura RCCyP, como adelantó Cinco Días, ha renunciado a la dirección de la reforma. Pero va más allá. Dice que esa discrepancia surge por la “negativa de la propiedad de ejecutar todas las obras de refuerzo y consolidación estructural para adecuarlo a la normativa vigente, y que podrían poner en peligro la estabilidad del edificio, con los riesgos que ello supone”. Desde este estudio, se comenta a Cinco Días que no quieren comentar la noticia, pero un responsable asegura que «no suscribe» las palabras referidas a ellos en el comunicado de Baraka.

“Este criterio adoptado por Riu a buen seguro con el reprobable propósito de primar la reducción de costes y plazos de la ejecución de la obra, en detrimento de la seguridad del inmueble”, señala en el comunicado, “ha obligado a Grupo Baraka a solicitar la paralización de las obras no solo en su interés por el inmueble como adquirente de una parte del mismo, sino también por su interés por evitar, ante este preocupante escenario, una imperdonable catástrofe si la disminución de la seguridad del edificio derivase en cualquier siniestro”. Está por ver si el tribunal o el Ayuntamiento de Madrid llegan a la misma conclusión que Casanova o rechazan la demanda.

Desde la cadena hotelera rechazaron las últimas acusaciones de Baraka y las consideraron una temeridad, al proceder de personas sin el conocimiento técnico necesario y que no han estado involucradas en el proyecto. “RIU quiere dejar claro que tiene total confianza en la dirección facultativa de la obra, una dirección formada por un arquitecto director del proyecto, un ingeniero de Caminos redactor del proyecto de estructuras y un arquitecto técnico director de ejecución material que, junto con sus respectivos equipos técnicos, están en posición de asegurar la obra, y en concreto, el refuerzo de la estructura, que es la fase que se desarrolla actualmente”, aseguraron en un comunicado. “El edificio se está reforzando del todo, de abajo a arriba, tanto para la zona comercial como para la zona de hotel. A pesar de que el Edificio España fue ejemplarmente construido en su época y de que está excelentemente conservado, cuando se hace una reforma en profundidad la normativa actual dicta que el edificio debe reforzarse y por ello se está poniendo en práctica este refuerzo en cimentación, pilares, vigas y forjados”, prosigue.

La hotelera asegura que los trabajos de construcción se están ejecutando con todas las garantías de seguridad y respetando la normativa vigente, “por lo que cualquier crítica que apunte a lo contrario es una temeridad y una falta de rigor profesional que solo responde al interés de generar una alarma social no fundamentada”. RIU también rechaza las acusaciones de Baraka respecto a una posible reducción de costes y las considera falsas. “Desconocemos por completo la razón y el criterio de esta alusión y suponemos que todo se debe a un completo desconocimiento respecto del proceso de ejecución de la obra”, remarca el texto.

La hotelera prevé que la iniciativa de Baraka de paralizar las obras del Edificio España no llegue a buen puerto y se pueda proseguir con los trabajos de reforma, tal y como estaban proyectados, “con la vista puesta en la inauguración del hotel Riu Plaza España en primavera de 2019”.

 La historia reciente del inmueble es convulsa. El grupo chino Wanda compró el inmueble a Santander en 2014 y lo quiso demoler para volver a reconstruirlo. Algo que provocó el rechazo del Consistorio, ya que edificio de los años cincuenta está protegido. Finalmente, llegó Casanova, en verano de 2016, diciendo que había comprado el inmueble. Pero hasta mayo del año pasado no ejerció la opción de compra para transmitírselo a Riu en el mismo día, que construye allí un hotel de cuatro estrellas con capacidad para casi 600 habitaciones.

Pero en la venta, Riu dejó a Baraka como intermediario para buscar un operador para venderle la zona comercial. Sin embargo, la empresa mallorquina decidió venderle esa área, por 160 millones de euros, a Corpfin. Entonces fue cuando Casanova aseguró que él tenía una opción de compra y amenazó a la cadena con llevarle a los tribunales. Un paso que hoy ha cumplido.

Casanova también ha entrado en otro conflicto con el Ayuntamiento y, en este caso, con la empresa Distrito Castellana Norte (BBVA) al ofrecer a los propietario revisionistas de la zona comprarles sus derechos para llevar a la promotora a los tribunales.

Fuente: Cinco Días