La privatización de Bankia comienza a complicarse, o eso mantienen algunos analistas, que consideran que la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri no termina de convencer al mercado pese a la presentación de su plan estratégico, y en el que se recoge el abono de unos 2.500 millones de euros de dividendo en tres años (2018 a 2020). Desde el pasado 27 de febrero, día en el que comunico sus objetivos trienales, su acción se ha dejado un 6%.

La falta de un ministro de Economía, lo mismo que las complicaciones de la actual legislatura, en las que el Gobierno del PP no cuenta con mayoría para sacar adelante parte de sus proyectos, enredan más el futuro sin el corsé público de Bankia. Ya desde la presentación de resultados del grupo el pasado 29 de enero, el mercado decidió no dar su apoyo al banco. Sus títulos cayeron ese día un 4,3%, tras cerrar el ejercicio 2017 con un beneficio neto de 505 millones de euros, lo que supone una caída del 37,3%, derivado de los costes de integración de 312 millones de euros. Sin tener en cuenta ese impacto, el resultado hubiera sido de 816 millones de euros, el 1,4% más. Pero los analistas habían estimado un resultado neto de unos 832 millones.

El consejero delegado, José Sevilla, como Goirigolzarri, consideran que “hay apetito” para comprar paquetes de Bankia. Sevilla, de hecho, mantiene que “hay tiempo” para privatizar la firma antes de finales de 2019, fecha en la que se cumple el plazo fijado por el Gobierno español.

El problema es que si el FROB, que controla más del 60% del capital de Bankia, mantiene su objetivo de vender paquetes entre el 7% al 10% (aunque hasta ahora los dos paquetes que ha colocado son del 7%) puede tener complicado llegar a finales de 2019 fuera del capital de este banco, según afirman algunos analistas, que defienden la venta de porcentajes más elevados, entre el 15% al 20%.

La falta de un ministro de Economía que sustituya a Luis de Guindos, para tomar la decisión de vender un porcentaje del capital de Bankia en las próximas semanas, como era la idea inicial de la cúpula de la entidad, o la falta de liderazgo del Gobierno para proponer a los distintos grupos políticos alternativas para la salida de su capital también son asuntos analizados por los inversores y bancos de inversión.

El objetivo de Goirigolzarri es mantener la independencia de Bankia, aunque considera que la gran banca, y sobre todo, BBVA, encajarían a la perfección con la entidad. También pretende que el Estado venda su participación, aunque sea a un precio que no cubra el coste de las ayudas recibidas (unos 24.000 millones de euros si se tiene en cuenta las ayudas de BMN, la mitad de su capitalización), una vez que el Gobierno prácticamente da por perdido gran parte del dinero inyectado en las antiguas cajas en general y en esta entidad en particular.

Del éxito del roadshow que están llevando a cabo en estos días Sevilla y el propio Goirigolzarri será decisivo para el futuro de la firma, reconoce otro analista, que espera que antes de Semana Santa el banco pueda colocar un paquete de acciones en el mercado.

De momento, sus acciones lograron rebotar ligeramente entre el lunes y el martes inmersas entre rumores de fusión. Ayer subieron un 0,97% al cerrar a 3,85 euros. 

Fuente: Cinco Días