América Móvil parece haber renovado su filial española. Así, el grupo controlado por Carlos Slim ha decidido rebautizar su división en el mercado español, pasando de ser América Móvil España a Claro Enterprise Solutions SL.

La renovación llevada a cabo en la filial española está vinculada a la decisión de América Móvil, gran rival de Telefónica en los distintos mercados latinoamericanos, de crear una gran división para el negocio corporativo, bautizada también como Claro Enterprise Solutions, según señalaron fuentes de la compañía mexicana.

Así, a principios del pasado verano, América Móvil anunció la creación de una nueva subsidiaria en los Estados Unidos, con sede en Miami. En el proyecto, el grupo mexicano cambió el nombre de la anterior filial, Telmex USA, por el de Claro Enterprise Solutions, LLC. Además, anunció la ampliación de su portafolio de servicios y soluciones en ese mercado.

La teleco mexicana indicó entonces que la nueva subsidiaria se enfocará en soluciones empresariales para compañías de todos los tamaños, desde pequeñas empresas hasta grandes multinacionales.

Eso sí, la operadora mexicana apuntó que la cobertura para los clientes se extendería también a los países del Viejo Continente. “Nuestros usuarios van a beneficiarse con la impecable y robusta integración a la red global de América Móvil, a sus operaciones y su prestación de servicios en América y Europa”, dijo la operadora.

América Móvil insistió también en que Claro Enterprise Solutions LLC “juega un papel clave en la estrategia global de la compañía, y aprovechará la experiencia global de la empresa, para ofrecer diversas soluciones y servicios de tecnologías de la información y telecomunicaciones, enfocados tanto en los usuarios de nuevos mercados, como en los ya existentes”.

En este sentido, el objeto social de la filial española de América Móvil se centra en el establecimiento y explotación de cualquier tipo de redes de telecomunicaciones, móviles y fijas, así como la prestación, comercialización y distribución de servicios.

Fuente: Cinco Días