Alphabet está atascada en la letra G. La compañía matriz de Google fue creada para protegerse de las formas de pensar convencionales y permitir que las ideas estratosféricas, como los coches sin conductor, florecieran. Casi tres años después, Alphabet sigue siendo solo Google, básicamente. Lo que significa, a su vez, que la letra A de Alphabet se refiere, sobre todo, a los anuncios.
En 2015, el cofundador de Google Larry Page explicó que la formación del holding pretendía mantener la “locura”. Después de todo, productos como Android y Google Maps se habían vuelto menos alocados a medida que atraían a miles de millones de usuarios. El objetivo de Alphabet era mantener vivo ese espíritu y proporcionar a la vez mayor transparencia financiera.
Hoy el invernadero es poco más que una pequeña subsidiaria de una colosal máquina publicitaria. Alphabet informó el jueves que los ingresos de “otras apuestas” –como el fabricante de software para coches sin conductor Waymo– subieron más del 56% en el cuarto trimestre, hasta 409 millones de dólares, lo que supone el 1,3% de los ingresos del grupo. Los ingresos de publicidad de Google, 27.200 millones, representaron el 84%.
Es cierto que las ideas excéntricas pueden tardar años en dar resultados. Y no todo funciona: el grupo ha dado marcha atrás, por ejemplo, con la ambiciosa Google Fiber. Pero otra métrica reveladora es la cantidad de inversión que está dedicando Alphabet a otras apuestas. El gasto de capital aparte de Google cayó desde en torno al 13% del total en 2016 al 4% en 2017, y a menos del 3% en el cuarto trimestre. El monto total dedicado a otras apuestas, unos 500 millones, fue prácticamente el mismo que en 2014.
Google, junto a Facebook, aplasta a sus rivales en publicidad digital. Ese dominio está generando preocupación. Los reguladores europeos amenazan el uso de datos de los consumidores por parte de las empresas. En Estados Unidos, los legisladores están cercando a Google, Facebook y Twitter por el uso desde Rusia de sus plataformas para colocar anuncios y noticias falsas para influir en los votantes. No vendría mal a Alphabet poner más energía en fuentes de ingresos que no empiecen por G.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.
Fuente: Cinco Días