La ministra de Empleo, Fátima Báñez, aseguró el miércoles que entre 2007 y 2017 los pensionistas habían mantenido su capacidad adquisitiva. ¿Es cierto el dato? Si se toma la inflación media anual, en esos años sufren una pérdida del entorno del 2,2%. Sin embargo, el ministerio añade a ese dato las subidas de pensiones mínimas que aprobó Zapatero. Incluso con la congelación de 2011, la cifra sobre la que saca pecho Báñez solo sale positiva gracias al periodo socialista. Bajo el mandato de Mariano Rajoy, los jubilados han perdido un 1,4% de poder de compra.
“Si España hubiera congelado las pensiones, como hizo el Gobierno anterior, habría renunciado a una salida inclusiva de la crisis. Y las moderadas subidas de pensiones de los últimos años, y lo digo con honestidad, han hecho posible que los pensionistas hayan mantenido durante este tiempo el poder adquisitivo. Los datos son tozudos y están ahí. Fíjense, las pensiones han mantenido su poder adquisitivo desde el inicio de la crisis, han ganado exactamente un 0,03 %, después de aplicar la tasa media del índice de precios a lo largo de todos los años”, declaró el pasado miércoles la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, en el Congreso.
Un índice que da pocas alegrías
En 2014 se activó el Índice de Revalorización de las Pensiones. Este vincula las actualizaciones de la prestación a las cuentas de la Seguridad Social. Y desde que está en vigor solo ha dado subidas del 0,25%. Incluso así, las pensiones solo han perdido un 0,1% en los cuatro años de aplicación de esta fórmula. El motivo: la baja inflación. No obstante, la Autoridad Fiscal ha advertido de que este sistema podría suponer alzas del 0,25 durante muchos años. Lo que en principio abocaría a las pensiones a ir perdiendo peso respecto al salario medio.
Como explica José Ignacio Conde-Ruiz, profesor de la Complutense, “el índice de revalorización no es más que una restricción presupuestaria a lo largo del ciclo económico que impide que se produzca un gran desfase entre los gastos y los ingresos y, con ello, salvaguardar los intereses futuros de las generaciones más jóvenes”. En definitiva, según explica un alto cargo, “el esquema fue ideado para dejar claro que había un déficit y que los políticos tomasen medidas para equilibrar las cuentas. Entre otras cosas, permite que el Gobierno busque más ingresos para que el deterioro no sea tan fuerte”.
Enseguida llovieron las críticas de los sindicatos. UGT denunció que Báñez no podía usar esos datos para ocultar la pérdida de poder adquisitivo que estaban sufriendo en la actualidad los pensionistas, una pérdida que se remontaba ya a dos años y que, según todas las previsiones incluidas las del Gobierno, también se prolongaría en 2018. Comisiones Obreras acusó a Báñez de usar los datos “a su conveniencia”.
Si se toman los datos de inflación media anual tal y como hace el ministerio, el resultado es que las pensiones pierden alrededor de un 2%. En concreto, pierden un 2,7% las que están por encima de 1.000 euros al mes, y un 1,7% las que están por debajo de 1.000 euros. Esta diferencia se debe a que en 2013 el Gobierno de Rajoy dio una actualización del 1% para las mayores de 1.000 euros y un 2% para las de 1.000 o menos.
A la luz de estas cifras, ¿de dónde salen entonces los datos que anunció el ministerio?, ¿acaso no son ciertos? El ministerio hace un trabajo fino e intenta calcular cuánto se revalorizaron de verdad las prestaciones. Y para ello tiene en cuenta además las subidas que también se hicieron de las pensiones mínimas entre 2008 y 2011. Estas prestaciones suponen en torno a una cuarta parte del total, y el departamento de Báñez calcula cómo esos incrementos mejoraron la revalorización media. De este modo, sale una cifra de revalorización más alta. Justo ese 0,03% de ganancia que esgrime la ministra. El Ministerio de Empleo alega que así se refleja de verdad cuál ha sido la actualización de las pensiones durante la crisis. Sin embargo, sin la actualización de las mínimas que hizo el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero saldría una pérdida promedio del entorno del 2,2%, según los cálculos de Empleo. Es decir, los datos que resaltaba Báñez se salvan por el periodo socialista. De no ser por las alzas de prestaciones mínimas de Zapatero, los jubilados habrían perdido poder adquisitivo durante la crisis.
Con motivo de sus visitas a Rodiezmo (León), el entonces presidente Zapatero siempre anunciaba sustanciales repuntes de las pensiones mínimas. Durante su mandato, estas se elevaron en torno a un 30%. Tales incrementos se hicieron incluso en lo peor de la Gran Recesión. Ello hizo que en realidad las actualizaciones de las pensiones fueran mayores de lo que se plasmaba en la revalorización general. Por el contrario, si solo se toma el periodo de Rajoy, las pensiones no suben un 0,03%. En realidad, entre 2012 y 2017 bajan un 1,4%. Cuando el Gobierno socialista anunció la congelación de las pensiones en 2010, Rajoy acusó a Zapatero de “liquidar” la ley que había aprobado el PP para garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas.
Gran esfuerzo
Empleo explica que toma ese periodo entre 2007 y 2017 porque refleja el esfuerzo que ha hecho la sociedad para proteger las pensiones durante un ciclo económico entero, a pesar de la Gran Recesión y con independencia de quien estuviese en el Ejecutivo. “Este Gobierno no solo ha adoptado medidas para garantizar que las pensiones suban pese a la situación financiera, sino que ha mejorado las pensiones cuando ha podido, como en el caso de las mujeres con dos o más hijos o con las medidas presentadas en el Pacto de Toledo para mitigar los efectos de la crisis en las pensiones futuras”, sostienen fuentes del ministerio.
Según datos del informe económico financiero de la Seguridad Social, entre 2007 y 2016 la pensión media, una vez descontada la inflación, subió un 19% por un efecto de composición. Esto es: los nuevos pensionistas poseen mejores salarios y, por tanto, sus pensiones son más elevadas que las de los que fallecen. Al mismo tiempo, el número de pensionistas ha aumentado en más de un millón. Y todo ello ha hecho que el gasto en pensiones haya crecido, descontada la inflación, en algo más de un 30%, a la vez que caían las rentas trabajadoras que las soportaban. Según explican algunos expertos, lo lógico sería que la evolución de las pensiones también se comparase con la de los salarios que las sostienen.
Fuente: El País