Cuatro años después de que el FROB lo privatizara aceleradamente por los malos augurios que percibía en el mercado, el banco nacido de la quiebra de las cajas gallegas sigue ganando dinero y batiendo las medias del sector en rentabilidad y recorte de la morosidad. Abanca logró en 2017 unos beneficios netos de 367 millones de euros, un 10% más que en 2016, con un negocio radicado fundamentalmente en Galicia y apoyado en el ahorro y los créditos de familias, pymes y autónomos. Con una rentabilidad del 10,3%, la entidad aportó el año pasado 11 millones a Afundación, la antigua obra social de las cajas, y ha pagado en impuestos por sus beneficios 1,1 millones.
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“Vamos en la buena dirección”, ha proclamado este miércoles durante la presentación de resultados el presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, al detallar que el suyo ha sido uno de los dos únicos bancos españoles a los que el Banco Central Europeo (BCE) ha permitido reducir los requisitos de capital. En relación a su solvencia, Abanca registra en su balance un cociente CET1 del 14,6% y una «holgura» de 1.762 millones sobre las exigencias de capital del BCE. El peso del crédito dudoso es del 2,2%, el segundo menor del sector en España según Escotet, y la tasa de mora se queda en el 4,7%, un 30% menos que en 2016.
Los responsables de Abanca han presumido de su “sana estructura de financiación” y han admitido que, tras descartar la adquisición de Liberbank, permanecerán “atentos” durante 2018 a «nuevas opciones» de compra de entidades en España, siempre y cuando no desvirtúen el modelo de banca minorista que tan buenos resultados le está dando en Galicia.
Lo que permanece aparcado de momento es su salida a Bolsa. Según ha explicado Escotet, esta operación “no tiene sentido” mientras se mantengan bajos los tipos de interés. El presidente de Abanca ha reclamado en esta línea una “normalización de la política monetaria” y ha advertido que “cada vez es más difícil mantener la rentabilidad” del negocio bancario con tipos tan reducidos que “no incentivan el ahorro”. “Con suerte veremos tipos no negativos en 2019, pero más en 2020-2021”, ha pronosticado el banquero venezolano, quien dice «no sentir ningún tipo de preocupación» ante las insinuaciones del Gobierno de su país sobre una posible expropiación de Banesco, propietario de Abanca.
La caída el año pasado del Banco Popular, que absorbió al gallego Banco Pastor en 2011, y la crisis que se vive en Cataluña han propiciado el crecimiento de Abanca como «banco refugio», admiten sus responsables. Sus depósitos minoristas aumentaron en 2017 un 3%, la entidad captó a 41.000 clientes con nómina y concedió un 7,8% más de créditos (las hipotecas para primera vivienda subieron un 17,8%). Después de invertir 150 millones en innovación durante los últimos dos años, las interacciones digitales de clientes se han incrementado casi un 40%.
Los 367 millones que ha ganado Abanca en el último año son su segunda mejor marca después de que en diciembre de 2013 el FROB le adjudicara a la venezolana Banesco por apenas mil millones la saneada Novagalicia Banco, entidad nacida de la fracasada fusión de las dos cajas gallegas, Caixa Galicia y Caixanova, y que recibió 9.000 millones de dinero público para salir a flote. En 2014, su primer año en manos de Banesco, Abanca registró 1.157 millones de euros en beneficios, más de lo que pagaron sus nuevos dueños en la subasta.
Fuente: El País