General Electric es una caja de sorpresas. Considerado durante décadas como un puerto seguro para los inversores, el conglomerado tiene cada vez más frentes abiertos. El regulador del mercado de valores en Estados Unidos está investigando ahora sus prácticas contables a raíz de las cargas que anunció la semana pasada en el negocio de aseguración que está bajo el paraguas de su filial financiera GE Capital.
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La multinacional hizo el anuncio coincidiendo con la presentación de los resultados de cierre de ejercicio. GE cerró las cuentas con unas pérdidas de 6.060 millones de dólares en 2017, que atribuye a ese ajuste contable que atribuyó al cuarto trimestre. Un año antes tuvo un beneficio de 8.540 millones. El conglomerado registró una cifra de negocio de 122.090 millones, que representa una caída del 1% en el año.
John Flannery, que no lleva seis meses de consejero delegado, arrancó la conferencia con analistas admitiendo que 2017 fue complicado “porque hubo muchas partes en movimiento”. Pero no fue hasta bien entrada la presentación cuando la directora financiera, Jamie Miller, reveló que la compañía tiene abierto un expediente con los reguladores. Explicó que junto a las cargas en el negocio de seguros, se investiga cómo refleja ciertos contratos de servicios.
Miller no entró en más detalles y se limitó a decir que la compañía está “cooperando plenamente” con el regulador. El examen está aún en una fase inicial, indicó. Las cargas anunciadas la semana pasada suman 6.200 millones y se explicó que tuvo que poner a parte 15.000 millones durante el curso de siete años para apuntalar las reservas de GE Capital, porque no contaba con la liquidez suficiente para garantizar la cobertura. Es un nuevo revés a la gestión de Jeff Immelt.
La investigación de sus prácticas contables se conoce mientras el nuevo equipo directivo trata de ganarse la confianza de los inversores y considera, en paralelo, partir el conglomerado en varias compañías que cotizarían por separado. Flannery explica que se está examinando de manera rigurosa su estructura. Insiste que hay negocios que pueden tener más potencial para crecer si son independientes.
El plan estratégico del ejecutivo pasa por concentrar el negocio de GE en tres pilares industriales: energía, salud y aviación. Los últimos resultados muestran que está teniendo dificultad en la división de transporte y en el negocio de energía vinculado a la generación eléctrica a través de fuentes fósiles como el carbón o el gas natural. Los ingresos y los beneficios se desplomaron en esas unidades.
Fuente: El País