«Como grupo, confirmamos que tenemos diversas muestras de interés que atendemos cortésmente, pero no tenemos ningún mandato de venta en este momento». Así ha despejado esta mañana Grupo Villar Mir cualquier duda sobre la posible venta, a corto plazo, de su participación en OHL.

El escueto comunicado se produce como reacción a una información, publicada por El Confidencial, en la que se da cuenta de un acercamiento de la constructora italiana Salini Impregilo. A la vista de la declaración del conglomerado industrial, y sin que hayan sido confirmados los contactos, esta sería una más entre varias tentativas por hacerse con una OHL en horas bajas.

La otra protagonista del caso, cotizada en la Bolsa de Milán, ha eludido hacer comentarios y ha utilizado la agencia Ansa para sostener que su actual proyecto de crecimiento pasa por la entrada en la también italiana Astaldi, y no por OHL.

La acción del grupo controlado por la familia Villar Mir ha llegado a repuntar hasta un 8% al calor de una posible opa dirigida desde Italia. Pasado el mediodía esa efervescencia baja al 3,50% de revalorización. Salini Impregilo, por su parte, subía un 0,8%.

La información de esta mañana sobre el tanteo a Grupo Villar Mir subraya que la parte italiana ha contratado como a GBS Finanzas y cuenta con el asesoramiento de Tomás García Madrid, quien fue principal colaborador de Juan Miguel Villar Mir durante más de 20 años y ocupó el cargo de consejero delegado de la propia OHL tras la salida de Josep Piqué.

Una participación menguante

El grupo Villar Mir ha reducido su participación en el capital de OHL por debajo del 35%, al situarla en el 34,65%. Su peso en el accionariado descendió por primera vez por debajo del 50% en junio del año pasado, al vender acciones representativas de un 12,2%. Pese a esta dieta de adelgazamiento, convencer con una oferta a la familia del fundador es esencial para el triunfo de una opa.

Con una situación de tesorería positiva, tras la venta de OHL Concesiones; todo un ejercicio de saneamiento que ha conducido a duras pérdidas; nuevo plan estratégico, y una capitalización bursátil por debajo de los 300 millones, la prima para convencer a los Villar Mir debería ser más que considerable.

La compañía constructora cerró 2018 con 1.529 millones de euros en rojo, frente a los 12 millones de un año antes. Pese a las dificultades financieras, que han provocado el deterioro del rating por debajo del bono basura, las acciones de la compañía se disparan en el año casi el 60% y también el precio de sus bonos, después de comprobar que la empresa es capaz de generar flujo libre de caja.

Fuente: Cinco Días