Donald Trump anunciará hoy mismo los nuevos aranceles sobre productos chinos, según adelantan hoy los medios estadounidenses. La medida ha sido confirmada a Reuters por fuentes de la Casa Blanca, y tanto la agencia Bloomberg como el diario The New York Times cifran en 50.000 millones de dólares (40.000 millones de euros) el importe de las nuevas barreras comerciales. 

El responsable de Comercio Robert Lighthizer adelantó ayer que las medidas afectarían al sector tecnológico chino, y que también implicarían barreras a la inversión. Los nuevos aranceles están justificados desde Washington por el robo de propiedad intelectual por parte de empresas estatales chinas. «Tenemos pruebas muy sólidas de que el régimen chino utiliza sus restricciones sobre la propiedad para obtener transferencias de tecnología de las empresas estadounidenses», afirmó Lighthizer. Pero la medida elevará el tono de la guerra comercial entre los dos países.

China ha amenazado con responder mediante barreras a las importaciones agrícolas de Estados Unidos por unos 60.000 millones de dólares. El poderoso sector de la soja en Estados Unidos exporta grandes cantidades de grano a China, además de haber sido uno de los puntales electorales de Donald Trump. «China no quiere una guerra con nadie, pero si nos fuerzan a entrar, no nos asustaremos [… ]China tendrá que tomar las medidas necesarias para proteger sus intereses», asfirmó la portavoz del ministerio de Exteriores Hua Chunying.

En paralelo, Estados Unidos ha intentado rebajar la tensión con otros mercados. Lighthizer, informó anoche de que Washington está en conversaciones con la Unión Europea (UE), Argentina y Australia para otorgar posibles exenciones a los aranceles a las importaciones de acero y aluminio que entrarán en vigor este viernes.

«Creo que estamos en proceso de conversaciones ahora con Australia, Argentina y la Unión Europea, pero un gran número de países han preguntado por ello», dijo. «Otro país con el que se hablará próximamente sobre esto es Brasil», añadió posteriormente. Lighthizer también argumentó que, en caso de que China aplique contramedidas a los aranceles de Trump, Estados Unidos aplicaría las suyas en respuesta, «aunque nadie gana en una guerra comercial». Esta declaración contrasta con las palabras del propio Trump, para quien una guerra comercial «es buena y fácil de ganar».

El riesgo de este tipo de confrontación ha pesado sobre los mercados desde que Trump anunciase los aranceles al acero y el aluminio. Ayer el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, reconoció que la situación preocupa a los líderes empresariales. «La imposición de tarifas no ha afectado a nuestras perspectivas, pero varios participantes en la reunión han dicho que los líderes empresariales consideran que la política comercial se ha convertido en una preocupación de futuro», comentó tras su primera reunión sobre política monetaria al frente de la Fed

La firma del memorando con los nuevos aranceles se prevé para las 15:30 hora española. La medida, en caso de concretarse el volumen anticipado por la prensa, superará en amplitud a los aranceles al acero y el aluminio, valorados en 33.000 millones de dólares. El déficit comercial de Estados Unidos con China es de unos 375.000 millones de dólares (300.000 millones de euros).

Fuente: Cinco Días