Después de mudarse cuatro veces en dos años, Henrietta Thompson, editora de la prestigiosa revista de arquitectura y diseño Wallpaper* y su marido, Ed Padmore, emprendedor con experiencia en compañías tecnológicas, empezaron a replantearse su relación con los elementos decorativos que abarrotaban sus cajas y unidades de almacenamiento.

La frustración fue el germen de Harth. «El buen diseño es con demasiada frecuencia inaccesible o insostenible», afirman en la presentación de su proyecto. Y la idea de la plataforma es sencilla: ¿Te has aburrido de una mesa? ¿Un sofá? ¿Un cuadro? ¿Una escultura? No tienes que tirarlo, venderlo ni abandonarlo en un trastero. Puedes alquilarlo. «Esa habilidad para cambiar tu estilo de vida en lugar de acumular o tener que elegir o almacenar o lo que sea, tiene mucho más sentido», explica Thompson en una entrevista con Justyna Sowa.

Ahora mismo, Harth se encuentra en fase de prelanzamiento en el mercado londinense. La plataforma es accesible para un grupo limitado de miembros que acceden por invitación. Una vez abierta al público, la idea es que cada usuario pueda buscar entre los objetos disponibles y subir los suyos propios. «Desde el punto de vista del propietario, alquilar cosas o pedirlas prestadas tiene ahora más sentido del que jamás ha tenido. Antes no había mucha elección, algunas cosas estaban estropeadas o eran muy neutras, porque tenían que agradar a tanta gente como fuera posible», razona la editora de Wallpaper*.

No tenemos que poseerlo todo y todo lo que poseemos no necesariamente nos define

Henrietta Thompson, Harth

Pongamos que vas a compartir ese Picasso que tienes cogiendo polvo en el trastero. En el momento de subirlo a la plataforma podrás especificar por cuánto tiempo quieres que esté disponible. Una vez acordado el alquiler Harth se encargará de la logística y de dar de alta un seguro que cubre la reparación, sustitución y reembolso del valor de cada pieza. «Gracias a la transparencia que permiten el internet y la tecnología, hay mucha más confianza y el rango de objetos disponibles es mucho más amplio», añade. Por otra parte, si lo que quieres es alquilar un mueble para una temporada o bien para un evento concreto, Harth también te lo resuelve. «Lo que queremos es que en lugar de poner cosas en unidades de almacenamiento, se pongan en Harth. Si hay una pieza que está acumulando polvo en un ático, ¿no sería genial verla tener una vida en otro lugar? Si es una herencia familiar, tú decides, pero si es algo que no vas a necesitar en el futuro, compártelo».

  • Adiós, muebles sosos

En opinión de la fundadora de la plataforma, compramos cosas muy sencillas porque pensamos que nos van a tener que seguir gustando dentro de cinco o diez años. O que vamos a tener que revenderlas. O que tendrán que hacer juego no el resto de nuestros muebles. «Pero vivimos en entornos cambiantes. Las familias cambian, las circunstancias, las relaciones…», añade. El mismo taburete que hoy te parece tan fundamental como el aire que respiras te puede parecer un trasto sin sentido más pronto de lo que piensas. Pero podrías cambiar de opinión. La propuesta de Thompson es considerar la vida de nuestras posesiones más allá del tiempo que pasan en nuestras manos. «No tenemos que poseerlo todo y todo lo que poseemos no necesariamente nos define».

¿Es Harth un Airbnb? ¿Un Uber? ¿Una amenaza para el ecosistema tradicional del diseño de interiores? «No estamos tratando de crear disrupción en una industria, solo estamos tratando de resolver un problema. No hay una industria que estemos desplazando, solo la estamos potenciando».

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Fuente: El País