En la Edad Media en Castilla había leyes de usura. Los judíos tomaban depósitos y prestaban fuera de la muralla en una banca y no podían cobrar tipos de interés. Canalizar ahorro a la inversión es vital en una economía de mercado capitalista y la necesidad forzó la innovación. Inventaron la técnica de vender a barata; un contrato de compra y venta a plazo. Precio de compra inferior al de venta y el tipo de interés, implícito en la operación.

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Ochocientos años después, esa técnica se sigue usando en España para emitir letras del Tesoro y en todo el mundo en el mercado de repos. Repo es el diminutivo de repurchase agreement, traducido pacto de recompra, y usan la misma técnica desarrollada en las ciudades castellanas cuando en Wall Street no había ni muro.

Lehman Brothers tuvo que ser rescatado cuando el resto de bancos le cortó las líneas de financiación en el mercado de repos. El pasado 27 de septiembre se produjo una crisis de liquidez en ese mercado y el tipo subió con fuerza hasta casi el 10%. La Reserva Federal mandó mensajes tranquilizadores y asoció la tensión al ataque terrorista en una refinería en Arabia Saudí que provocó un fuerte repunte del precio del petróleo y caídas en las Bolsas.

Veinte días después, la tensión en ese mercado continúa. La Reserva Federal ha inyectado más de 150.000 millones de dólares y su presidente acaba de anunciar que comenzarán a aumentar de nuevo su balance que no había parado de reducirse desde 2015. El problema, como sucedió en la quiebra de Lehman Brothers, es que la causa de las crisis de liquidez es por problemas de solvencia.

De nuevo los problemas se producen en el sistema financiero en la sombra y de nuevo la Reserva Federal no tiene identificadas las causas. Igual que en la crisis de las subprime que acabó colapsando el mercado interbancario europeo en agosto de 2007 e inició la Gran Recesión, la peor crisis económica global en ochenta años.

El problema del sistema en la sombra es que reguladores, inversores y economistas desconocen la magnitud del problema. Y tras la crisis de 2008 es posible que los mercados se pongan en lo peor, provoque pánico, dejen de financiar esos mercados y se refugien en la deuda pública. Se especula que el problema está de nuevo en Europa y ahora en Asia. La cartera de derivados de Deutsche Bank, con vehículos que necesitan liquidez para sobrevivir y están dispuestos a pagar tipos elevados en el mercado de repo… Rumores e incertidumbre.

Si esta crisis perdura acabará contagiando al resto de mercados. En 2007, España tenía un superávit público de 20.000 millones y la deuda pública neta era de 240.000 millones. Ahora el déficit es de 30.000 millones y la deuda, cuatro veces superior. Pudimos reducir la deuda desde 2015 cuando crecía el empleo. Crucemos los dedos y que no tengamos que hacerlo en medio de otra tormenta financiera global.

Fuente: El País