Cada día es más común que el mismo usuario tenga en su bolsillo más de una tarjeta: débito, crédito, revolving, sin comisiones, sin nómina… Las tarjetas son de varios tipos y cada una tiene sus peculiaridades, tanto en lo que se refiere a las condiciones para contratarlas como a las de aplazamiento de pago y a los respectivos intereses. Entre ellas, existe una categoría un tanto especial: la de las entidades que no requieren que abras una cuenta con ellas para emitirlas.

Se trata de plásticos que el cliente puede contratar en algunas entidades bancarias y financieras y especialmente en algunas cadenas de la gran distribución, aerolíneas o cadenas de repostaje de carburante. Como es lógico, el usuario que retire dinero o pague a través de una tarjeta de este tipo deberá tener, en otra entidad, una cuenta abierta con la que pueda operar. Estos plásticos “pueden ser útiles para todos, siempre que de ellos se haga un buen uso”, dice el experto en finanzas del comparador bancario iAhorro, Antonio Gallardo. Pero, ¿cuáles son las ventajas de estas modalidades de pago y cómo evitar los problemas que puedan presentar?

¿Cuáles son y dónde se utilizan?

Los tipos de emisores de tarjetas sin cuenta –o, mejor dicho, plásticos que están vinculados a una cuenta abierta en otra entidad– pueden ser dos. Por un lado están las entidades financieras y bancarias. El caso más conocido es el de Wizink, pero hay al menos otros dos actores importantes en este juego, es decir, Bankinter Consumer Finance, con su Bankinter Card, y Evo Finance, con la Visa Evo Finance, según destaca Gallardo.

Por el otro, están las llamadas tarjetas comerciales, es decir, las que emiten algunas cadenas de la gran distribución, gasolineras y otros comercios. Algunos tienen su propia entidad financiera, como es el caso de Carrefour y El Corte Inglés (esta última, participada por el Santander). Otros, sin embargo, como Repsol, Vodafone o Cepsa, se comercializan a través de otras entidades. Por ejemplo, “Vodafone lo hace a través de Bankinter Consumer Finance y Ceps, en Wizink Bank”, aclara Gallardo.

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Aunque los descuentos que ofrecen se centran principalmente en una marca, las llamadas tarjetas comerciales “se pueden usar en otros establecimientos y sus pagos se pueden domiciliar en cualquier entidad”, destaca el experto. Única salvedad relevante: la tarjeta de compra de El Corte Inglés que, salvo contadas excepciones –se puede utilizar en las gasolineras Repsol, por ejemplo– solo permite pagar en empresas del grupo.

Más crédito, pero con intereses más altos

La principal ventaja de tarjetas como la de Wizink es que su emisión y renovación “son gratuitas” y su línea de crédito “suele ser más amplia que las tarjetas de crédito que ofrece el banco”, explica Gallardo, unos 5.000 euros de media, con los que financiar compras o ingresar dinero en efectivo en la cuenta.

Para incentivar la contratación o en momentos puntuales, las entidades emisoras hacen ofertas en las que se reducen o eliminan algunas comisiones. El experto, sin embargo, advierte de los costes que puede conllevar el crédito a través de estos plásticos, ya que “sus intereses son más elevados que otras tarjetas bancarias”. Usarlos de forma demasiado frecuente pagando cuotas mínimas solo le permitirá al usuario amortizar apenas el capital. Lo que al final redunda en una peligrosa acumulación de deuda.

Las comisiones por ingresos de efectivo también suelen ser elevadas, “excepto en promociones”, añade Gallardo. Y, si la tarjeta permite obtener descuentos por compras, es muy aconsejable fijarse en las condiciones ya que en muchos casos, según este experto, las ventajas solo se consiguen fraccionando –en otras palabras, financiando– las adquisiciones. “De esta forma, la reducción sobre la compra se pierde por el interés que se tendrá que pagar”, avisa.

Por último, Gallardo subraya también que “perdamos oportunidades de ahorro” en otros establecimientos por las ganas de maximizar los descuentos en aquel hipermercado o aquella gasolinera de la que tengamos la tarjeta.

Ingresa una cantidad ajustada a tus necesidades

Si la práctica totalidad de los consumidores puede encontrar en el uso de estas tarjetas algunas ventajas, al no haber un perfil concreto de cliente que pueda beneficiarse más de ellas, Gallardo aconseja de todos modos no dejarse llevar por las promociones que ofrecen. “Si no necesitas realmente ese dinero, no lo ingreses; si no, ingrésalo, pero solo en la cantidad adecuada”, sugiere.

“Si a través de la tarjeta quieres financiar tus compras, hazlo por el plazo de pago más rápido o devolviendo la cuota máxima, para reducir lo que tengas que desembolsar por los intereses”, añade. Y si la tarjeta está vinculada con una marca comercial, será mejor analizar las diferencias de precios con respecto a otros establecimientos. “Puede que salga más barato comprar en otro que adquirirlo todo en la misma tienda solo para obtener un descuento”, concluye.

Reducciones y pagos aplazados

Las tarjetas comerciales suelen incentivar su uso en los establecimientos emisores a menudo a través de descuentos indirectos, es decir, cheques regalos. Antonio Gallardo, experto en finanzas del comparador bancario iAhorro, destaca tres ejemplos.

La Visa Cepsa Porque Tu Vuelves, comercializada por WiZink, es gratuita y  ofrece hasta el 6% de descuento en las estaciones de servicio Cepsa adheridas y un 1% en alimentación y agencias de viaje.

La Visa Carrefour Pass concede un 1% de todas las compras, también en otros establecimientos, y el 8% en las gasolineras de la cadena, para gastarlos en otras compras en uno de sus hipermercados.

La Tarjeta Vodafone ofrece una reducción del 4% de cada compra aplazada durante el primer año, y del 2% a partir del segundo, a descontar de la factura mensual de la operadora telefónica.

Fuente: El País