La espera impaciente. Las consultas compulsivas al estado del envío. Esa barra que no avanza desde ayer. «En tránsito», dice la descripción. Pero el paquete lleva dos días en tu ciudad. Y lo sabes. Lo fácil que es comprar online y lo complicado que se vuelve a veces recibir el envío. Este dolor de cabeza no es patrimonio de los consumidores. Los servicios de paquetería llevan dando vueltas a este enigma desde que nos inventamos los pedidos por correo con envio directo, allá por los años ochenta. Luego estalló el comercio online.

Cuando no se cumplen los plazos garantizados, se pierde la confianza de los clientes, y posiblemente un cliente

El rompecabezas es el mismo, sí. Pero el escenario se nos ha llenado de obstáculos: tráfico congestionado, contaminación, escasez de aparcamientos, limitaciones de corte medioambiental, incremento de los envíos de paquetería, aumento de la población urbana… Todo son problemas y los consumidores no perdonamos: «Cuando no se cumplen los plazos garantizados, se pierde la confianza de los clientes, y posiblemente un cliente», afirma Carlos Hontoria Lainez, responsable cadena de suministro de Bricomart.

Paliar los estragos que el azar urbano provoca en la última milla del reparto es la obsesión de las empresas que se reunirán el próximo 21 miércoles de marzo en IFEMA para el Retail Forum 2018. «La preparación es el 90% del éxito siempre. Tenemos cada vez que ser capaces de dejar al azar lo mínimo posible y anticiparnos a las necesidades con un buen trabajo de previsión y de planificación adaptados a los tiempos y servicios que queremos ofrecer», explica Hontoria.

  • El lado oscuro del transporte de mercancías

Ni siquiera la actividad de los transportistas en territorio urbano es inocua. Empezando por el impacto que genera el tráfico en forma de contaminación ambiental y generación de residuos, pasando por los efectos que esto tiene en la salud de los ciudadanos, el impacto económico que provoca la congestión vial a la que contribuyen los repartos entrantes o salientes… «Lo importante es disponer del servicio adaptado a las necesidades de los clientes, no obsesionarnos por dar servicios imposibles, en tiempos imposibles a costes imposibles», precisa Hontoria.

Además, cuando el paquete está apunto de llegar, entra en juego el destinatario, con el síndrome fuera-de-casa (not-at-home syndrome) y el efecto pingpong que se produce cuando la entrega no llega a la hora programada. ¿No te fías de tu vecino? Ya (casi) están aquí los envíos sociales. Este sistema, defendido por un grupo de investigadores de la Universidad de Nueva York, propone utilizar las redes sociales como fuente de destinatarios alternativos, cuando el consumidor no está en casa. «Al utilizar amigos y conocidos se alivian, al menos en parte, los problemas de privacidad», explica el artículo.

En lo relativo a las complicaciones que surgen en la carretera, sobran propuestas llegadas a lomos de la tecnología. ¿Cuándo llegarán los drones? Según Hontoria, pronto: «Cuando todos los actores que participamos, retailer, empresas de transporte, clientes, administraciones… Estemos preparado para ello». La aterrizaje de estos vehículos en la cadena de suministro cambiaría las furgonetas que trufan las áreas urbanas por un enjambre de aeronaves no tripuladas. De acuerdo con los cálculos de Miguel Figliozzi, de la Universidadde Portland, por unidad de distancia, un dron convencional sería 50 veces más energéticamente eficiente que la típica furgoneta con una carga de cinco kilos. Pero, tampoco nos emocionemos, la furgoneta clásica puede llevar 400 veces más carga y tiene más autonomía que nuestro dron de chichinabo. A este sistema le quedan flecos.

Entretanto, surgen sistemas de movilidad alternativos, como los que repasa un estudio sobre tecnologías de transporte que ya han sido implementadas o se están desarrollando en distintos países europeos:

  1. Bicis y triciclos (con superpoderes). De acuerdo con los datos que maneja el proyecto europeo Cyclelogistics, las bicicletas de carga son perfectas para distancias de entre 2,5 y 3,5 kilómetros y cargas de 80 a 200 kilos. Estos umbrales alcanzan los 7 kilómetros y los 400 kilos cuando la bici tiene asistencia eléctrica.
  2. V-Feather. Es un vehículo de nueva generación pensado para la producción a gran escala. Un 40% que las alternativas actuales y con una carga máxima de 700 kilos.
  3. ‘Capsulas’ de carga. La propuesta de CargoCap es enterrar el transporte de mercancías y trasladar las cargas en vehículos inteligentes que se mueven por canales subterráneos con cargas de hasta 2.000 kilos.

Fuente: El País