El expresidente de CatalunyaCaixa, Narcís Serra, ha defendido hoy que el Banco de España conocía los aumentos de sueldo del consejo de administración de la entidad que se aprobaron en 2010, por los que le juzga la Sección Octava de la Audiencia de Barcelona y por los que la Fiscalía le pide 4 años de prisión. “Estoy convencido”, ha dicho en su declaración ante el juez, asegurando así que tanto el banco central como la Generalitat, que tenía capacidad inspectora sobre las cajas de ahorro, conocían la decisión. Serra ha indicado, no obstante, que para este tipo de comunicaciones “el sistema era muchas veces solo telefónico”.

Su argumento ha topado con la afirmación del fiscal, quien ha recordado que inspectores del Banco de España declararon durante la fase de instrucción que desconocían aquellas mejoras salariales y que les llegaron a molestar cuando tuvieron conocimiento de ellas.

Posteriormente, a preguntas de su abogado, ha afirmado que “los inspectores tenían información de todo” y que el consejo de administración nunca había tenido información sobre los salarios del director general hasta la llegada de Todó, por lo que ha defendido una “transparencia total” en el proceso. De la misma forma, ha dicho que el Frob, que posteriormente se convertiría en accionista de la entidad, “consideró correctos” esos salarios e incluso ascendió de rango a Todó, que se convirtió en presidente del banco que surgió de CatalunyaCaixa, Catalunya Banc, posteriormente integrado en BBVA.

Junto a Serra se juzgan a 40 miembros de los consejos de administración de la antigua caja de ahorros, entre los que se encuentra el mismo Todó, que participaron en dos consejos de administración para elevar las condiciones salariales de la cúpula del banco. Se les acusa por cada reunión del órgano de gobierno en que se aprobó un aumento de un delito de administración desleal y el fiscal pide por cada uno de esos delitos dos años de prisión.

Adolf Todó, que se incorporó a CatalunyaCaixa en 2008, fue el principal beneficiario de esa mejora salarial, además de su adjunto Jaume Masana. Su salario de entrada estaba compuesto por un fijo de 600.000 euros y un variable del 35% de esa cantidad en función de los objetivos conseguidos. En 2010, no obstante, consiguió mejorar su fijo un 1,5% y el variable pasó a tener un peso del 50%.

Respecto a ese incremento, Serra ha señalado que esas mejoras estaban pactadas previamente y que ejecutarlas suponían “cumplir la palabra con el directivo” y evitar que pudiera abandonar la caja en un momento crítico: una situación financiera delicada que requirió aquel año de una inyección del Frob de 1.250 millones de euros, una regulación de empleo que afectaba a 1.700 trabajadores y la fusión junto a Caixa Tarragona y Caixa Manresa. “Era un equipo directivo muy bueno que estaba transformando la caja y eso se tiene que pagar”, ha dicho el exministro en la Audiencia de Barcelona, donde ha subrayado que ese aumento de coste salarial era beneficioso para la entidad en comparación con “las pérdidas” que se hubieran producido de mantenerse la dirección anterior.

Serra ha defendido que el salario de Todó “era prudente” y “ajustado a los contratos” que en aquella época se firmaban en la alta dirección. De hecho, ha defendido que el salario estaba dentro de la “mediana” del resto de cajas de ahorro, pero por debajo de las medias salariales del sector. Y sobre la mejora de la retribución variable, Serra ha defendido que Todó no se vio beneficiado por esas nuevas condiciones, ya que no alcanzó los objetivos previstos, endurecidos en paralelo a la mejora de las condiciones.

Cambio de rumbo

Serra ha defendido que en 2006, antes del inicio de la crisis financiera en Estados Unidos, él ya había decidido dar un «cambio de rumbo» en CatalunyaCaixa. En aquel momento, ha señalado, una inspección del Banco de España, según ha explicado, formuló una inspección en la que apuntó la necesidad de hacer provisiones por solo 12 millones de euros. «Acudí a Madrid —ha explicado Serra— para decirles que mi impresión era más pesimista y tuve que retrasar el cambio de rumbo».

Pero Serra ha manifestado que su continuidad en el cargo estaba sujeta a la necesidad de modificar la política de la caja de ahorros. Incluso, ha subrayado, Adolf Todó, 30 días después de asumir el cargo de director general, ya en 2008, hizo un diagnóstico de los problemas de la entidad. A partir de ahí se demandaron 3.200 millones de euros al Frob, de los que fueron inyectados finalmente 1.700 millones. «Estábamos convencidos de que con esa ayuda la caja tenía suficiente pero nadie sabía que la crisis económica del 2011 sería mucho más grave que la de 2008. Y esa crisis generó el problema definitivo».

Fuente: El País