Tras 79 años gobernado por hombres, El Corte Inglés será dirigido por una mujer: Marta Álvarez, hija adoptiva de Isidoro Álvarez, quien empezó una relación con María José Guil, su madre, tiempo después de que esta enviudara. Guil regentaba con su primer marido, Alfonso del Río, el afamado restaurante El Riscal, lugar de encuentro de políticos, empresarios, aristócratas y gente de la jet set madrileña, y entre ellos Isidoro Álvarez, con quien contrajo matrimonio, pese al rechazo de la familia.

La llegada a la presidencia de Marta Álvarez ha sido convulsa, se podría decir propia de una trama de Juego de tronos. Al fallecer su padre adoptivo en 2014, su primo Dimas Gimeno, destituido a principios del pasado verano tras años de lucha, ocupó el trono hasta que le fue arrebatado por Jesús Nuño de la Rosa con el beneplácito de Marta y su hermana Cristina y de todo el consejo. Ahora De la Rosa seguirá ocupando el cargo de consejero delegado y mantendrá las presidencias de viajes, seguros, informática y financiera.

Pero ¿por qué no haber tomado la presidencia entonces? Dicen fuentes cercanas a los grandes almacenes que por dar un respiro a la empresa y coger fuerzas con alguien externo a la familia. Otros apuntan a la resolución de la demanda interpuesta por María Antonia Álvarez, tía de Marta y madre de Dimas Gimeno, contra su adopción y la de su hermana, la cual fue desestimada por un juez hace unas semanas.

Sea como fuere, el miércoles Marta Álvarez lograba hacerse con el ansiado trono tras ser aprobada por unanimidad por el consejo. La hija mayor de Isidoro perdió a su padre biológico cuando apenas tenía cuatro años por lo que la única figura paterna que conoció fue la del propio Isidoro, quien crio a ella y a su hermana a su imagen y semejanza. Empeñado en que estudiaran idiomas y vieran mundo desde pequeñas, viajaban tanto dentro como fuera de España con él y con su madre. En esos viajes no faltaban las visitas de rigor a los centros de El Corte Inglés, si se trataba de una ciudad española, o a los almacenes más importantes del lugar que visitaban.

Allí Marta comenzó a empaparse de las últimas tendencias en moda, descubrió un mundo que terminó explorando desde dentro años más tarde y asumió una costumbre que sigue practicando hoy en día. Valores aprendidos que, sin duda, le servirán para desempeñar su cargo en la presidencia. El control, junto a su hermana Cristina, de casi el 60% del capital a través de la Fundación Ramón Areces y su participación en la sociedad IASA, también servirá para enfrentarse a los tres grandes retos que atraviesa la firma.

El primero, la transformación digital, Álvarez deberá seguir los pasos de sus antecesores para convertir a El Corte Inglés en una plataforma de venta multicanal y no quedar rezagado frente a gigantes del comercio online como Amazon. El segundo, volver a relanzar el negocio internacional, el de las ventas a pie de calle, que apenas aumentó un 0,3% frente al ritmo de crecimiento del 20% anual del online. Y el tercero, reducir una deuda de más de 3.300 millones de euros y lograr aumentar su calificación hasta el grado de inversión. Para ello cuenta con una cartera inmobiliaria no estratégica de 95 activos.

Uno de los deseos de Isidoro Álvarez fue que Marta se formara y volara fuera. Por ello, tras estudiar Derecho se trasladó a Londres, donde su amor por el arte hizo que estudiase un curso de esta disciplina y comenzara a trabajar en la casa de subastas Sotheby’s, donde permaneció cinco años, cuatro en la capital británica y uno en Madrid. Además de en Londres, también vivió en Francia, donde adquirió el francés como tercer idioma.

A su vuelta conoció a Juan Claudio Abelló, hijo del empresario Juan Abelló y Anna Gamazo Hohenlohe, con quien contrajo matrimonio en el año 2000. De su boda fueron testigos el príncipe de Asturias, ahora rey, y los duques de Lugo; y a ella asistieron los políticos y empresarios más relevantes del momento. Hoy Marta y Juan son padres de dos hijos que recibieron el mismo nombre que sus padres.

Dentro de El Corte Inglés, la ya presidenta comenzó desde lo más bajo, tal y como habían hecho sus antecesores y toda su familia adoptiva. ¿El objetivo?, “familiarizarse con las formas propias de El Corte Inglés y conocer la tienda desde dentro antes de sentarse en un despacho de Hermosilla”. Su lugar fue la primera planta de los almacenes de Castellana, en la que se alberga moda mujer. Sus compañeras la recuerdan como “reservada y discreta, como su padre, con gran interés por la moda y por toda la infraestructura que hay detrás de la venta”. Dicen que se involucraba en el proceso de pedidos y mensajería y que le gustaba estar al tanto de todo. También ocupó diferentes puestos en el área de compras, donde reordenó e impulsó el departamento de hogar y decoración.

Su primer paso tras ocupar el cargo fue reunirse con los sindicatos y los representantes de los trabajadores, quienes según fuentes de la compañía han recibido la noticia de forma satisfactoria. Al día siguiente, a primera hora de la mañana, todos los empleados recibieron una carta en la que Álvarez ponía en valor al equipo que forma El Corte Inglés y recordaba su relación con la empresa desde niña. En la misiva también pidió la colaboración de todos para enfrentarse al “futuro interesante y prometedor” que le espera al grupo.

Fuente: Cinco Días