La revista de moda en la que trabajaba Ana Carpintero decidió prescindir de ella de la noche a la mañana. Su vocación por el diseño y el amor a su tierra la llevaron a estudiar varios cursos de marketing digital para lanzar su propio negocio: Somos Océano, una tienda de ropa online de inspiración gallega.

Las cifras del desempleo en España, esa asignatura pendiente que no parece resuelta una década después de que comenzara la crisis, suelen dejar cierto espacio para el pesimismo y, en muchas ocasiones, no somos conscientes de las puertas que deja abiertas el profundo proceso de digitalización en el que estamos inmersos.

«Necesitamos actualizar la confianza en las posibilidades de nuestra sociedad», reflexionaba José María Lasalle, secretario de Estado de Agenda Digital, animando al optimismo. “Los retos del futuro no pueden tratarse desde un punto de vista monocromático”.

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La amenaza que suponen los avances en inteligencia artificial y robótica para el empleo no puede obviarse sin más. La revolución tecnológica acecha los puestos de trabajo más diversos y por eso es necesario adaptarse a esta nueva realidad para aprovechar la oportunidad que supone.

“No podemos cambiar un capitalismo analógico por uno digital: la transformación digital será inútil si no es también social y ética”, sentenciaba Lasalle durante la inauguración de los nuevos cursos en competencias digitales de Google Actívate. “No podemos blindar las industrias tradicionales”, añadía el director de asuntos públicos de la multinacional, Francisco Ruiz. “Tenemos que seguir una estrategia abierta al cambio”.

  • En España falta talento

Uno de los principales problemas que encuentran las empresas en esta periodo de adaptación tiene que ver con el capital humano. Las empresas digitalizadas son más productivas y prosperan con mayor facilidad, pero no encuentran a los profesionales que necesitan. El sector no requiere de grandes activos o infraestructuras, pero precisa de talento para prosperar.

Echar un vistazo al panorama español demuestra que queda mucho camino por recorrer. “Las vocaciones tecnológicas no son una prioridad entre los jóvenes, hay una presencia escasa de mujeres en carreras STEM —ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés— y tenemos que hacer más esfuerzos para romper la brecha digital”, lamenta Alejandro Tosina, director de economía digital en Red.es.

Tosina insiste en que la enseñanza digital que fomentan los organismos públicos debe dar un paso más allá y abraza las iniciativas que impulsan la formación en materia de emprendimiento. “No solo se trata de saber construir la tecnología”, afirma, “sino de saber ponerla en el mercado”.

  • Una cuestión de protección

La sociedad debe concienciarse de que cada vez es más necesario entender cómo funciona el mundo digital, conocer cuáles son las reglas que gobiernan la red e intuir la manera en que la transformación digital va a afectar —y está afectando, ya ha irrumpido con fuerza— a su día a día. La empleabilidad es un buen motivo, pero no el único. “Adquirir competencias digitales es importante, pero saber de ciberseguridad en doblemente importante”, afirma Marcos Gómez, subdirector del Instituto Nacional de Ciberseguridad de España.

Afirma que, solo en España, este sector precisa de más de 50.000 profesionales entre analistas, consultores y hackers éticos, pero resalta como una prioridad la sensibilización y concienciación para que los ciudadanos sepan cómo estar prevenidos ante un ciberataque.

Fuente: El País