Italia vuelve a poner a prueba la paciencia de sus socios del euro, que ayer mandaron un mensaje casi unánime a Roma: si quiere evitar el proceso de infracción por su elevada deuda, debe atenerse a las reglas. El ministro de Finanzas italiano, Giovanni Tria, llegó al Eurogrupo dispuesto a “demostrar” con datos que cumplirá con los objetivos de déficit de este año. Sin embargo, Bruselas no quiere números, sino ajustes y reformas. Y, según fuentes diplomáticas, así se lo trasladó a Tria el vicepresidente de la Comisión Europea Valdis Dombrovskis. Roma tiene apenas un mes para evitar pasar a estar bajo tutela de Bruselas.

Los ministros de Finanzas de la zona euro aspiraban este jueves a no darse de bruces en el nuevo intento de atar un acuerdo, aunque fuera de mínimos, sobre una pieza clave de la reforma del euro: un presupuesto para la moneda única. Las divisiones con las que llegaron a Luxemburgo auguraban una negociación larga, que probablemente se iba a extender a lo largo de la madrugada. Y para rematarlo, la nueva crisis abierta por Italia tras haber incumplido de nuevo las reglas comunitarias cargaba todavía más la agenda de los ministros.

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Ante la recomendación de la Comisión Europea de atar corto a Italia metiéndola en el corsé del procedimiento de déficit excesivo, los países decidieron cerrar filas con el Ejecutivo de Jean-Claude Juncker. Tria se reunió con Dombrovskis y mañana lo hará con el comisario de Asuntos Económicos Pierre Moscovici. El titular de Finanzas del gobierno de coalición del M5S y la Lega insistió en que cumplirán con lo pactado con Bruselas. Es decir, que el déficit no sobrepasará el 2,04% del PIB sin necesidad de adoptar más ajustes.

El choque con Bruselas está, precisamente, en que la Comisión sigue sosteniendo que los números no salen y solo quiere hablar de medidas para contener la hemorragia. Dombrovskis reclamó “correcciones sustanciales” para evitar el procedimiento sancionador, mientras Moscovici reclamó a Roma que, además de números, le lleve “hechos”. Y avisó: “Estamos preparados para avanzar hacia un procedimiento por exceso de déficit por la deuda”.

Quitar hierro

Fuentes italianas quisieron quitar hierro al asunto y sostuvieron que las negociaciones no han hecho sino comenzar. Pero si se atiene a los requerimientos de Bruselas, también deberá buscar un difícil equilibrio en el seno de su gobierno, puesto que la Lega le exige rebajar impuestos y el M5S insiste en medidas que incrementan el gasto. Y ello en una situación de estancamiento económico.

El presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, reclamó claridad y recordó que la sostenibilidad de la deuda italiana, que superó el 132% del PIB en 2018, es de “suma importancia para el crecimiento y la estabilidad de la zona euro”. Los socios de Italia insistieron en que el ejecutivo de Giuseppe Conte aceptara la mano tendida de la Comisión y llevara nuevas medidas.

El ministro francés, Bruno Le Maire, urgió a Italia a aceptar “la mano tendida y a adoptar las medidas apropiadas”, mientras que su homólogo alemán Olaf Scholz recordó que “las reglas no son solo algo escrito en un papel, tienen sus razones”. La ministra española, Nadia Calviño, pidió al Ejecutivo italiano que actúe “de forma responsable y constructiva” para “evitar en todo caso cualquier episodio de turbulencias en los mercados financieros”.

Fuentes oficiales afirmaron que la situación de Italia no tenía por qué interferir en las negociaciones para la reforma del euro. Fuentes diplomáticas sostuvieron, no obstante, que sí influye, en especial cuando algunos países condicionan cualquier avance a la reducción de riesgos. Pero no solo la paciencia de sus socios se agota. También el tiempo. La decisión final debe adoptarse en el Consejo de Ministros de Finanzas del 9 de julio.

Fuente: El País