Los empresarios barceloneses se proponen relanzar la marca Barcelona como destino LGTBI dentro de un plan de medidas más amplio para superar la crisis del último trimestre del año pasado y dar un vuelco a la gestión del turismo en la ciudad. Las compañías han empezado ya a crear un cluster de empresas gay-friendly y se proponen, entre otras medidas, revitalizar la oferta comercial y hostelera del Gaixample, proyectar a nivel internacional el Orgullo de la capital catalana y postularse para el EuroPride para 2022, lo que permitiría pensar incluso en la celebración de un WorldPride como el albergó Madrid el año pasado.

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Barcelona quiere volver a situarse en primera fila de los destinos turísticos LGTBI de Europa. A pesar de seguir siendo una de las ciudades preferidas por este colectivo, la capital catalana ha visto cómo Tel Aviv, Ámsterdam o Londres, por ejemplo, han recuperado terreno en los últimos años. Por ello, los empresarios han puesto en marcha varias medidas que se presentarán, dentro de un paquete para atacar otros segmentos del mercado, en el Barcelona Global Summit que tendrá lugar este mes y que organiza la asociación empresarial Barcelona Global.

Juan Juliá, miembro de esta entidad, presidente de la cadena Axel Hotels y de la Asociación Catalana de Empresas para Gays y Lesbianas (Acegal), explica que Barcelona Global ha decidido acelerar varias propuestas para corregir una “deficiencia de gestión” del turismo que se produjo en los últimos años y que llevó a que “en las últimas elecciones ganara un partido político” que se propuso cambiar el modelo turístico por el aumento del precio de la vivienda o la masificación de algunos espacios. El motivo para ir más rápido fue la “tormenta perfecta” que, a su juicio, se produjo el año pasado con los ataques turismofóbicos por parte de grupos anticapitalistas, el caos en el aeropuerto por la huelga de vigilantes, los atentados yihadistas de agosto, la jornada del referéndum ilegal del 1 de octubre y las huelgas generales posteriores. “Se tenía que hacer un cambio en el modelo, de modo que, apoyándonos en casos de estudio de otras ciudades, hemos buscado fórmulas para elevar el perfil del visitante, desestacionalizar la actividad y potenciar nuevos productos”, asegura.

La capital catalana lleva ya años en el mapa turístico del colectivo LGTBI con el festival Circuit, que atrae a más de 70.000 personas cada mes de agosto. Sin embargo, el sector quiere ir más allá y potenciar este colectivo que considera de “alto valor añadido”. “El turismo LGTBI ha vivido del nombre de Barcelona, que se ve como una ciudad friendly y diversa. Pero en los últimos años muchas ciudades se han puesto las pilas y no dejan de posicionarse para estos clientes”, explica Juliá, quien también preside la Asociación Internacional de Viajes para Gays y Lesbianas (IGLTA). Acegal ha firmado con el Ayuntamiento de Barcelona un convenio para potenciar la asociación, que se ha abierto a todas las empresas que quieran “colaborar y trabajar con la comunidad LGTBI”.

El Gaixample, polo de atracción

Entre los objetivos de Acegal está revitalizar el Gaixample, que hace años había sido el barrio de referencia del colectivo, pero que en los últimos tiempos ha visto cómo se reducían los negocios LGTBI. La asociación quiere que esa zona del Eixample izquierdo vuelva a ser un “polo de atracción” para ese público. A la vez, una consultora está trabajando ya en la creación de un cluster empresarial de compañías que tengan “una cuota importante” de clientes gay. Y en tercer lugar, el empresariado quiere proyectar Barcelona en el exterior. Ello supone campañas de publicidad o marketing, pero también incluye tener más escaparates mundiales como el Circuit. “Hemos hecho acercamientos ya para tener un EuroPride, que daría más visibilidad al Orgullo de Barcelona y a la lucha por los derechos de un colectivo que en muchos países del mundo sigue con la amenaza de la cárcel e incluso la muerte”, señala Juliá.

El Orgullo de Barcelona siempre ha estado a la sombra del de Madrid, que se posicionó primero a nivel mundial. Para poder incluirlo en la oferta turística de la capital catalana a partir del año 2019, el colectivo quiere recuperar la avenida de Maria Cristina como ubicación estable. Eso permitiría presentar la candidatura para el EuroPride de 2022 que, según el sector, dejaría unos 70 millones de euros en la ciudad, y pensar en el WorldPride a partir de 2027. Esas cuestiones, aun así, se están abordando aún con el Ayuntamiento de Barcelona. También se presentará candidatura para el congreso mundial de la IGLTA, que en 2020 se celebrará en Milán y que atrae a un millar de profesionales del sector. “Esto es una apuesta de ciudad, para demostrar que por un lado aquí todo el mundo es bienvenido y que por otro el aire fresco siempre es necesario para no anquilosarse”, concluye Juliá.

Fuente: El País