Los exámenes del BCE no se limitan a los test de estrés, lo que ha detonado cambios estructurales en el mercado interbancario. Este empezó a funcionar extremadamente mal con el estallido de la Gran Crisis, y en octubre de 2008 el euríbor a 12 meses –el precio al que los bancos se prestan entre ellos la liquidez a ese plazo– alcanzó el 5,4%.
El BCE salió al rescate del sistema financiero ese mismo mes con la barra libre de liquidez. En los últimos tiempos, bajo la influencia de la tercera edición de las normas de Basilea, además de las corregidas y aumentadas ratios de solvencia clásicas, el organismo que dirige Mario Draghi exige que se cumplan varias adicionales. Una de ellas está vinculada íntimamente a la liquidez.
El coeficiente de cobertura de liquidez (LCR, por sus siglas en inglés) se calcula dividiendo el efectivo y los activos más líquidos de la entidad (HQLA, en la jerga) entre las salidas de dinero previstas para los siguientes 30 días. El porcentaje debe ser siempre igual o superior al 100%.
Este indicador y el de apalancamiento (que se calcula dividiendo el capital de primer nivel entre todos sus activos, en lugar de entre los activos ponderados por riesgo) han provocado que el mercado interbancario clásico, en el que los bancos se prestan liquidez, siga tocado.
En cambio, las operaciones de intercambio de colateral cobran fuerza con la gran misión de salir bien en las fotos que realiza periódicamente el BCE. Los grandes en España –Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell– y el resto de los de la zona euro las utilizan.
“El mercado interbancario sigue muy fragmentado, ni siquiera el de repos [en el que se entrega una garantía a cambio del efectivo] funciona plenamente bien. La ratio de apalancamiento lo penaliza mucho, y se ve reflejado en los finales de mes y especialmente a cierre de trimestre”, explica Guillermo Monroy, director de Tesorería y Mercado de Capitales de Banco Sabadell. Cargarse de deuda como garantía en el mercado interbancario penaliza la ratio de apalancamiento, que debe ser como mínimo del 3%. En este indicador, el peso de los bonos de más calidad es el mismo que el de los activos de más peligro. Así, aceptar como prenda del efectivo un bono soberano daña este termómetro como un activo tóxico.
“Ha aumentado el interés de las entidades por las estrategias para mejorar el coeficiente de liquidez a través del canje de garantías. El que toma prestados los activos líquidos mejora su coeficiente y el que los presta obtiene una rentabilidad extra”, señala UniCredit en un informe. Es decir, un banco entrega a otro una activo computable como liquidez de máxima calidad (determinados valores negociables respaldados por fondos soberanos y bancos centrales, entre otros) y a cambio este recibe uno menos líquido (un bono basura, por ejemplo) y una rentabilidad adicional.
La entidad que cede el bono líquido se embolsa así una comisión del que lo recibe. “Las operaciones óptimas van de los tres meses a más de un año (…)”, apunta en un reciente informe la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA), que destaca en el auge de estas transacciones.
“Los depósitos a tipos ultrabajos compiten mal con los saldos a la vista, y ahí la capacidad de salidas puede ser superior a las de las imposiciones a plazo fijo, que tienen periodos tasados de permanencia. Ahora se realizan cada vez más intercambios de colateral, bono contra bono, donde se pueden mejorar las ratios regulatorias sin castigar otra, y pueden ser una fuente adicional de rentabilidad”, señala el directivo de Sabadell.
Un motor de la velocidad del dinero está en que el importe de las imposiciones a plazo fijo ha caído un 33% desde diciembre 2008 mientras que el de las cuentas a la vista se ha disparado un 50%.
Otra fórmula para aprobar los exámenes
Todavía está por regularse de manera específica en España pero los bancos se alquilan entre ellos determinados activos para mejorar sus ratios de apalancamiento.
Mejorar este indicador. El préstamo de valores es otra operativa en boga que las entidades financieras emplean para sacar brillo a sus ratios de apalancamiento. La esencia general es sencilla: se sacan activos del balance que elevan ese termómetro. “Se traspasan temporalmente activos líquidos o no tanto, como valores de renta fija o crédito puro y duro para reducir el balance”, explican desde otra entidad financiera.
Inverco, la asociación de fondos de inversión en España solicitó en 2016 al Ministerio de Economía que permitiera a los gestores prestar los títulos que tienen en cartera. Fuentes financieras señalan que esta normativa, cuando salga adelante, será de gran ayuda no solo para la rentabilidad de los fondos de inversión sino para facilitar este tipo de transacciones entre las entidades financieras.
El año pasado existía voluntad por aprobar esta norma pero el atasco legislativo lo impidió. El mercado espera que vea la luz este ejercicio.
Fuente: El País