Iberdrola, Endesa y Naturgy se reunieron este martes para tratar de cerrar un acuerdo que permita la renovación del permiso de explotación de la central nuclear de Almaraz (Badajoz), cuyo plazo termina el próximo 31 de marzo. La reunión que comenzó a las cuatro de la tarde se prolongó durante la noche. La firma del acuerdo permitiría alargar la vida de los dos reactores de la central hasta 2027 y 2028, respectivamente, según se recoge en el protocolo firmado ante la Empresa Nacional de Residuos (Enresa) la pasada semana.

Fuentes de las empresas aseguraron esta noche que el objetivo a la entrada era flexibilizar las posturas que habían impedido en tres reuniones anteriores alcanzar un acuerdo, pero no habían logrado avanzar lo suficiente. Las diferencias se centran en la inversión prevista. Endesa se negó a firmar la semana pasada al considerar que los otros dos socios querían imponer unas condiciones que no estaban contempladas en el protocolo. En concreto, proponían no hacer más inversiones que las recurrentes. Según Iberdrola y Naturgy lo que proponen es invertir 400 millones de euros con una holgura del 15% arriba o abajo, que es lo que recoge el plan de la central nuclear.

Desvirtuar el protocolo

A juicio de Endesa, eso suponía desvirtuar el protocolo, ya que si a lo largo del funcionamiento se requieren inversiones no esperadas, será necesario tomar una decisión. Endesa ha sostenido que las inversiones las debe decidir el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y no los propietarios, como dicen sus socios en la central. Fuentes de la sotra sempresas lo atribuyen a que Endesa quiere alargar la vida más allá de lo pactado.

Ante la falta de acuerdo, Endesa había instado a Iberdrola y Naturgy a negociar una salida del accionariado de la central si consideran que “no hay condiciones de rentabilidad adecuada” que permitan su continuidad. Eso supondría que el socio o socios que quisieran quedarse lo puedan hacer, aunque siempre que previamente el saliente o salientes dejen el importe correspondiente por el predesmantelamiento. En ese sentido apunta que, en ese caso, se decida si se quiere permanecer en el accionariado se necesita la unanimidad necesaria para adoptar cualquier tipo de acuerdo.

Las tres empresas firmaron la semana pasada un protocolo para alargar la vida útil de los dos recatores de la central nuclear 7,4 y 8,2 años, respectivamente. Endesa defendía alargar la vida útil de las nucleares hasta los 50 años, frente a los 40 años que planteaban Iberdrola y Naturgy; pero al final todos consideraron como un «buen acuerdo» el protocolo alcanzado.

Las discrepancias se repitieron en la central de Vandellós II, donde son socios Endesa (72%) e Iberdrola (28%), aunque en el caso de esta planta la situación no es tan urgente como en Almaraz, ya que sería la penúltima, antes justo de Trillo, en cerrar según el calendario, allá por 2035.

El Gobierno remitió el pasado 22 de febrero a Bruselas su borrador de Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), en el que prevé que en 2030 todavía haya operativos en el ‘mix’ eléctrico español algo más de 3 gigavatios (GW) de nuclear y un cierre ordenado de estas plantas por orden cronológico.

El protocolo incluye un calendario de cierre para el parque nuclear español, contemplando las clausuras ordenadas y escalonadas de los actuales siete reactores desde 2027 (Almaraz) hasta 2035 (Trillo). De tal manera que, tras Almaraz, le tocaría el turno a Ascó I (2029) y Cofrentes (2030). En 2033 sería clausurado Ascó II y, en 2035, Vandellós y Trillo. A este ritmo, la vida útil de las centrales se situará en una media de unos 45-46 años.

Fuente: El País