El predecesor de Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet (Lyon, 1942), fue el encargado de pilotar la política monetaria de la eurozona durante los primeros años de la crisis –acabó su mandato en 2011 tras una criticada subida de tipos al 1,5% argumentando la existencia de riesgos inflacionistas–, lo que le valió el título de Persona del Año en 2007 por el Financial Times. Seis años después de dejar el cargo, preside ahora varios think tanks, así como la influyente Comisión Trilateral.

En un encuentro con periodistas en París –donde participaba en la conferencia anual de la aseguradora de crédito Coface– el antiguo responsable de la política monetaria de la zona euro se muestra preocupado por el creciente endeudamiento mundial, razón por la que cree que hoy “somos más vulnerables que antes de la crisis”. Insiste repetidamente en la idea de seguir trabajando, en hacer reformas estructurales y en no caer en la complacencia ante los favorables datos económicos. Alejado ya de los focos, Trichet, de 75 años, dice ”confiar plenamente” en la gestión de Draghi, sobre quien recayó el grueso de la tarea de socorrer a la zona euro en su momento de mayor vulnerabilidad, cuando en 2012 se dudaba de la propia viabilidad del euro. Rehusa hablar de la sucesión del italiano, de la que recuerda, falta todavía un año y medio (octubre de 2019), ni tampoco entra a valorar la posible candidatura de Luis de Guindos a la vicepresidencia del BCE, aunque no duda en calificar el desempeño de España de estos últimos años como “bastante espectacular”.

Pese a que el optimismo reina en el panorama económico mundial, cuyo PIB crecerá este año previsiblemente un 3,9%, el exjefe de la eurozona se muestra bastante precavido e incluso inquieto. Tras algunos años de bonanza y con signos ya evidentes de que el crecimiento de las economías avanzadas se ha desacelerado, Trichet cree que nos acercamos “al principio de la recesión”, primero en EE_UU y después en el resto de los países avanzados. “No ocurrirá ni este año, ni el siguiente, pero será muy difícil hacerle frente porque el margen de maniobra en las áreas de política fiscal y monetaria es muy limitado”. Sus palabras están en línea con quienes advierten de los efectos secundarios de tantos años de políticas extraordinarias de los bancos centrales. Si bien estas medidas han servido para salir de la crisis, recuperar la estabilidad financiera, y evitar que el euro se desintegrara, dejan economías con tipos de interés al cero. Los bancos, mucho más saneados, también han disparado el riesgo en sus balances con compras de deuda soberana multimillonarias.

Trichet también alerta del peligro de una burbuja financiera por los “alarmantes niveles de endeudamiento”. Si en el 2000 –explica–, el endeudamiento global (público y privado) era del 250% del PIB mundial, en 2008 había aumentado hasta el 275%. “Uno se esperaría que después de la crisis se hubiera moderado, pero todo lo contrario: hoy representa más del 300% y por eso creo que somos más vulnerables hoy que en 2008”.

MÁS INFORMACIÓN

La manera de hacer frente a este panorama es, según el reputado economista, trabajar mucho y desde ya en las áreas que “permitan reforzar la resiliencia de la economía global, como el ámbito fiscal y de las reformas estructurales”. No se cansa de insistir en que “no hay tiempo para la autocomplacencia” y llama tanto a los países avanzados como a los emergentes a estar muy alertas.

En el marco de la eurozona, sostiene que es “responsabilidad del BCE tomar decisiones que tengan en cuenta a los 19 países de la zona euro y que sean buenas para todos en conjunto, aunque la divergencia entre países dificulte la gestión”. Pero no solo se trata de poner el foco en el BCE. Pese a que su papel es “absolutamente necesario”, cree que no puede ser el único en reaccionar. “Para tener éxito necesitamos que tanto gobiernos, parlamentos y agentes sociales se movilicen. No creo que haya un solo país avanzado que pueda decir que no tiene reformas estructurales que hacer”, añade.

Por eso cree que es “absolutamente necesario” que el Eurogrupo cumpla de manera estricta con sus dos grandes pilares de gobernanza: el pacto de estabilidad y crecimiento y el procedimiento de desequilibrios macroeconómicos. Trichet también insta a los gobiernos de la eurozona a ser ambiciosos en el largo plazo. “No nos debemos parar aquí, tenemos que ir mucho más allá”.

Entre las “sugerencias interesantes” que se podrían adoptar, este economista resalta “las ideas del presidente Macron”, entre ellas la de crear un ministro de Finanzas del euro, algo que él mismo propuso en 2011. “Creo que el papel del ministro del Euro es fundamental. Para que los pilares de gobernanza sean aplicados en su conjunto, es necesario que haya una persona específicamente responsable de ello, y no alguien que se encargue simultáneamente de la eurozona y de su propio país, por muy excelente que esta persona sea. El mercado único es suficientemente ambicioso e importante, se lo merece”.

Además de esa propuesta, son varias las reformas que el exdirigente del BCE apunta como urgentes y necesarias. Conseguir una mayor apertura de los mercados, en línea con el mercado único europeo ya que, hoy por hoy, “no podemos decir que haya un solo país europeo donde esto se cumpla”. Flexibilizar el mercado de trabajo para que responda de manera mucho más rápida a las demandas del mercado y mejorar la educación, tanto básica como universitaria, son otras de sus apuestas. En el ámbito de la protección social, Trichet considera que hay que atajar “las enormes diferencias entre la calidad y el precio de estos servicios en cada país”.

Pero reconoce que muchas de estas medidas no son necesariamente fáciles, “algunas van contra intereses o derechos ya adquiridos y pueden generar problemas políticos”. Tampoco lo fueron, indica, las que se tuvieron que adoptar durante la crisis. “Fueron las mejores que pudimos tomar, considerando las dramáticas circunstancias en las que nos encontrábamos”, defiende. Pone como ejemplo en este sentido el caso español: “España se ha embarcado en reformas que eran muy difíciles pero muy necesarias. Todos los españoles han hecho un trabajo muy duro para volver a ganar competitividad y credibilidad y, desde un punto de vista objetivo, es resultado es bastante espectacular: hoy es uno de los países más dinámicos de la eurozona”.

Por eso, apunta a la dificultad de encontrar un equilibrio entre la adopción de medidas técnicas y el respeto de la voluntad popular. “Hay que respetar la democracia porque es nuestro bien más preciado pero hay que intentar hacer que a la opinión pública sea lo más lúcida posible”. Pero al mismo tiempo, Trichet insiste en la necesidad de “hacer progresos en términos de accountability y legitimidad democrática del conjunto de las decisiones”, no solo en el Eurogrupo, sino también en el Parlamento europeo, el cual “debería tener más responsabilidad de la que tiene hoy”.

Conseguir una Europa más inclusiva es para Trichet “el mayor desafío al que se enfrente la zona euro y eso pasa necesariamente por combatir el desempleo de masas”, sostiene. Su anhelo es que el conjunto de la Unión progrese decisivamente en ese ámbito y que sea Europa quien “lidere y defienda su concepción más protector y más igualitario” que el que se observar en Estados Unidos, por ejemplo. “Es una responsabilidad europea específica”, concluye.

Fuente: El País