Al final, la presión que se lleva viviendo en los últimos meses en BBVA a causa de las investigaciones policial y judicial derivadas de las escuchas ilegales a políticos, empresarios y periodistas por parte del excomisario José Manuel Villarejo y por encargo de BBVA en 2004 ha forzado la salida de Francisco González como presidente de honor de la entidad y de la fundación.

El anuncio de su salida se produce justo un día antes de la celebración de la junta de accionistas de BBVA. Con esta comunicación, realizada por el propio González en una carta remitida al presidente Carlos Torres, el banco logra calmar a una parte significativa de los inversores de la entidad, que llevaban tiempo pidiendo la dimisión del exbanquero. De hecho, varias fuentes coinciden en señalar que se esperaba que la junta de accionistas que se celebra hoy fuera la más conflictiva de la historia de BBVA, creado en el año 2000.

González remitió ayer a Torres una carta de dos páginas, adelantada por Europa Press, en las que el expresidente de la entidad comunicaba su decisión de abandonar “temporalmente” los cargos en la fundación y en el banco (es presidente de honor en ambos organismos), mientras concluyen las investigaciones en curso sobre el caso Villarejo “para evitar que se utilice su persona para dañar a la entidad”.

González se muestra convencido de que su decisión “ayudará a entender con qué rigor, falta de interés personal y compromiso” se ha trabajado “durante tanto tiempo”. El exbanquero recuerda en la misiva dirigida al que es presidente del banco desde finales de diciembre, que lleva 22 años en BBVA, y que fue él quien en junio de 2018 impulsó “la investigación interna sobre las contrataciones con la compañía Cenyt para averiguar el alcance de estos contratos, su importe, y duración”.

Añade, que su intención “era disponer de toda la información sobre estos asuntos, con el fin de asegurar que el banco había actuado de acuerdo con sus principios de legalidad y publicidad”.

El ya expresidente de honor, que vive los momentos más duros de toda su trayectoria profesional, también recuerda en la carta otros momentos complicados para la institución en los años de su mandato, “de tensión, de dificultades, de hostilidades de grupos de interés” que ha pasado el banco en sus años de historia. Entre ellos, el ya exbanquero resume así el “caso de las cuentas secretas” (por el que Emilio Ybarra y los consejeros del antiguo BBV abandonaron la entidad en 2002); el intento de Sacyr “de apropiarse del banco con la colaboración inexplicable de parte del Gobierno”; así como la salida a Bolsa de Bankia, la creación de Sareb (el banco malo en el que participan todas las entidades financieras menos BBVA); o el caso Ausbanc, entre otros.

Precisamente, fue el intento fallido de asalto por parte de la constructora Sacyr la que parece que provocó los espionajes de Villarejo tras el encargo de González (que fue presidente desde 2000 hasta el 21 de diciembre).

Fuentes financieras aseguran que la decisión de González ha sido reclamada por los supervisores e incluso por algún fondo destacado de inversión, y que llevará consigo también la desaparición para siempre del cargo de presidente de honor, algo fácil si se tiene en cuenta que no está recogido en los estatutos del banco. Por ello, y por lo dilatado que supondrá la investigación de este caso, no se espera que su resolución finalice hasta dentro de algunos años, razón por la que es casi imposible que González vuelva a recuperar este puesto, que le permite entre otras cosas viajar en avión privado del banco. BBVA ha declinado hacer comentarios y se ha limitado a señalar que ha sido una decisión que ha tomado el propio González.

Estas fuentes financieras mantienen que con la salida de González se alivia la junta de accionistas que se celebra hoy, y evita que algún fondo u otros inversores voten negativamente a ciertos puntos del orden del día.

González también hace referencia a la existencia de una investigación judicial abierta, concretamente por parte del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, que considera que es un “elemento adicional muy importante en esta averiguación de lo ocurrido” y que cree que ayudará a conocer la verdad.

La justicia investiga si Francisco González encargó al excomisario Villarejo escuchas telefónicas a miembros del Gobierno, empresas y otros banqueros entre otras personalidades del país en el marco del intento del entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, por hacerse con el control del banco. González decidió tras el verano pasado abandonar la presidencia ejecutiva de BBVA, un año antes de lo previsto. Nombró como sucesor a Carlos Torres, hasta entonces consejero delegado, y Omar Gunç en ese puesto.

Otras claves

Traslado al consejo. Francisco González pide a Carlos Torres que traslade la carta al consejo de administración con todo su “afecto y gratitud”. Afirma que desde hace un año el banco ha sufrido “una larga y continua agresión mediática derivada de las investigaciones policial y judicial sobre un caso de gran repercusión periodística en torno a un excomisario de policía y su trabajo al frente de una empresa de investigación contratada en su día por el banco”.
Bonus de FG. BBVA podrá exigir a Francisco González la devolución de al menos 4,5 millones de su sueldo correspondientes a su retribución variable, que está ligada a la buena conducta y el código ético. Pero para ello se tendría que demostrar que Francisco González ha cometido las irregularidades de las que se le acusa. Por ello, parece que de momento, no le serán cancelados sus bonus.
Un largo proceso. De momento, las investigaciones abiertas sobre el caso de las escuchas durarán, según todas las fuentes, varios meses, e incluso años. De momento, PwC no ha concluido aún las entrevistas a miembros y exmienbros de BBVA desde el año 2000, una pieza clave para la auditoría forensic.

Fuente: Cinco Días