Fitch devuelve a España la A- que perdió en 2012, cuando las tres grandes agencias de rating mundiales –Standard & Poor’s y Moody’s, además de la citada Fitch- degradaron la calidad de la deuda del país en pleno vendaval financiero europeo. La subida de un escalón (de BBB+ a A-) supone un importante respaldo para la economía española después de las dudas en torno al efecto que la crisis política catalana podía tener en la recuperación del país.

«Los sucesos en torno a la declaración de independencia del Gobierno de Cataluña han subrayado el riesgo político, pero el impacto económico ha sido por ahora limitado. Los datos muestran una relajación en la economía catalana, que supone un 20% del PIB español, del 0,9% en el tercer trimestre de 2017 al 0,7% en el cuarto», asegura Fitch en la nota en la que comunica la subida.

Los expertos de Fitch recalcaron la semana pasada la buena marcha de la economía española en el último trimestre de 2017, sin que esta se hubiera visto perjudicada por el “ruido político” en Cataluña. “Si bien las elecciones del 21 de diciembre no han ofrecido un resultado definitivo, tampoco se ha materializado ninguna de las peores posibilidades», aseguró en Madrid el responsable de rating de países de Fitch, Tony Stringer.

La subida de Fitch llega tras años en los que las agencias de calificación no han mejorado su calificación de la deuda española pese a los cuatro años consecutivos de crecimiento económico y los casi 1,4 millones de empleos creados desde finales de 2013.

A la espera de esta mejora, la prima de riesgo española había caído a la largo del día de ayer a su nivel mínimo en diez meses. La prima –un indicador del riesgo que los inversores atribuyen a la capacidad de un país de pagar su deuda- en España se redujo hasta el entorno de los 90 puntos básicos, su nivel mínimo desde marzo de 2015. “Es solo cuestión de tiempo que el resto de grandes agencias de rating sigan los pasos de Fitch y mejoren su calificación de la deuda española”, aseguró ayer a la agencia Reuters Jaime Costero, analista de BBVA.

Pese a la mejora, a España le queda aún un duro trecho hasta alcanzar todo lo perdido en los últimos años. “No vemos que en el futuro próximo los ratings de la zona euro vayan a recuperar los niveles precrisis”, aseguraba a este periódico hace un mes Sarah Carlson, vicepresidenta de Moody’s. Esta analista admitía su preocupación por España. “El peso de su deuda es ahora casi 40 puntos porcentuales superior a la de 2010. Y el Gobierno ha fracasado de forma reiterada en cumplir los objetivos de sus programas de estabilidad. Pese al crecimiento del PIB, la economía aún se enfrenta a retos estructurales”, aseguraba a mediados de diciembre.

Fuente: El País