Moverse por las calles de una ciudad puede ser toda una aventura. La jungla de asfalto nos sorprende día a día con diversas barreras que obstaculizan el movimiento: atascos de vehículos, tráfico peatonal, obras en las aceras, terrazas en las plazas públicas, coches mal aparcados. La lista es larga y las complicaciones se incrementan si se sufre de alguna discapacidad motora. Ante esta última disyuntiva, la empresa húngara Route4u se ha lanzado a la creación de un navegador móvil, al estilo de Google Maps, que indica la ruta más conveniente para desplazarse de un punto a otro con las menores barreras posibles, para aquellas personas que utilizan silla de ruedas.

La idea de Route4U nació en 2014 en Budapest (Hungría) donde hay una fuerte apuesta por las nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos. “Buscamos brindar la libertad de movimiento y dar información sobre los obstáculos que tienen las aceras de una ciudad”, ha dicho Tibor Dobai, representante de la empresa, durante una conferencia ofrecida en Madrid la semana pasada. El surgimiento y acogida de este tipo de herramientas en las naciones del centro de Europa no es espontánea. 

Los países que conforman el grupo de Visegrado (integrado por Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa y también conocido como V4) ha unido fuerzas en el desarrollo de instrumentos digitales que contribuyan a la creación de ciudades inteligentes, una tendencia mundial que tiene como misión aprovechar el uso de la tecnología para mejorar los servicios urbanos y el medio ambiente, para así ofrecer una mayor calidad de vida a sus habitantes.

El ser humano se ha mudado a las metrópolis: más de la mitad de la población mundial (54,5%) vive en localidades de más de 300.000 habitantes, frente al 34% que lo hacía en 1960. El crecimiento de los centros urbanos no solo no se ha detenido, sino se ha acelerado desde finales del pasado milenio, de acuerdo con Naciones Unidas, y se espera que la tendencia continúe. Para 2050, según la OCDE, el porcentaje de ciudadanos que habitará en las grandes urbes llegará al 70% de la población del planeta. Los países de Visegrado no se salvarán de los efectos de este movimiento poblacional. 

El grupo de Visegrado

El grupo V4 se originó en 1991 durante una cumbre de jefes de Estado de los Gobiernos de Checoslovaquia, Hungría y Polonia, en la ciudad de Visegrado. El objetivo de esta alianza es la cooperación entre naciones. Posteriormente, con la división de Checoslovaquia (que dio origen a la República Checa y Eslovaquia) en 1993, el agrupación pasó a tener cuatro integrantes.

La población de los países V4 asciende a más de 63 millones de personas. Casi dos tercios de los habitantes de la región son polacos. El grupo de Visegrado representa aproximadamente una décima parte de la riqueza de la UE. Polonia es la principal potencia del grupo, cuyo valor supera en dos veces el PIB total de los restantes países.

La dinámica de crecimiento en el V4 es relativamente baja, y la región, aunque crece de manera más rápida que el resto de la UE, no está logrando resultados sobresalientes. En los últimos años, mientras que el crecimiento medio del PIB en la UE fue de 2,4%, los V4 avanzaron en conjunto a un ritmo del 4,3%. Sin embargo, en 2016, la compensación de los trabajadores (sueldos y salarios y otros beneficios) oscilaba en Hungría un 50% por debajo de la zona y un 59% por debajo en República Checa.

Ya en Hungría y en la República Checa el 70% de la población habita en las ciudades con más de 100.000 habitantes. En Polonia, la cuota llega al 60,2% y en Eslovaquia alcanza el 54,4%, según la información oficial de este grupo de naciones. Esta aglomeración de personas demanda una mayor eficiencia de los servicios y es allí donde el concepto de smart city gana relevancia. Con la adopción de nuevas tecnologías se busca dar solución a los problemas públicos y ese “es el gran desafío”, ha explicado István Lepsényi, secretario de Estado y responsable para el desarrollo y regulación de la economía de Hungría, en representación de los V4, en la misma conferencia organizada en conjunto con la CEOE.

Las soluciones que ha adoptado esta región de Europa son diversas. Van desde la implementación de herramientas que contribuyen a la movilidad, hasta aquellas que mejoran el medio ambiente y la comunicación con la ciudadanía. Por ejemplo, en Budapest, Hungría, se ha desarrollado una plataforma de información, que funciona en tiempo real, sobre el tráfico en la ciudad. La tecnología, basada en el seguimiento GPS, analiza las congestiones en la urbe y permite que el funcionamiento de los semáforos se altere durante las horas de máxima congestión para dar prioridad al transporte público.

En Varsovia, capital de Polonia, hay edificios que cuentan con sistemas de células fotovoltaicas que suministran energía y permiten así reducir la huella energética del sector inmobiliario. Algunas construcciones, además, están dotadas con soluciones tecnológicas que regulan la iluminación eléctrica en las habitaciones dependiendo de luz natural que ingrese desde el exterior. Polonia tendrá que de dar pasos de gigante en temas medioambientales, después de que en febrero de este año el Tribunal de Justicia de la Unión Europea condenara a este país por no cumplir la normativa comunitaria de calidad del aire.

Eslovaquia, única nación del grupo V4 que pertenece a la zona euro, no se ha quedado atrás en esta revolución. El año pasado se instalaron en los contenedores de residuos de Bratislava (la capital del país) una treintena de sensores inteligentes que monitoreaban, en tiempo real, la cantidad de basura vertida. Con esta solución se dinamizaron las rutas de los camiones de recogida de desperdicios y se incrementó la recolección de materiales reciclables.

A pesar de estos avances, aún queda un largo camino por recorrer. De acuerdo con el último listado de las ciudades más inteligentes del mundo, publicado por el IESE Business School, Praga es la mejor posicionada entre el grupo de las cuatro economías de Visegrado. La capital de República Checa, ubicada en el sitio el sitio 45 de la clasificación global (compuesto por 100 metrópolis), destaca por los avances dados en cohesión social, medio ambiente y planificación urbana. Por detrás están Budapest (68), Varsovia (74) y Bratislava (83).

“Las ciudades de Europa Central y del Este, a pesar de estar presentes en las clasificaciones internacionales, van a la zaga de otras ciudades del continente”, destaca un artículo publicado en el Journal of International Studies, una revista europea dedicada al análisis económico y social de la zona. Según el estudio del IESE, la smart city por excelencia en todo el planeta es Nueva York. En Europa, la batuta la lleva Londres, seguida de París y Ámsterdam.

A pesar de ello, el futuro para las ciudades de Visegrado parece esperanzador. “Hoy la región es una zona con estabilidad política y económica… un entorno muy atractivo para los inversores”, ha agregado David Elek Horváth, encargado de negocios de la Embajada de Hungría. 

Fuente: El País