Gabriel Escarrer Juliá ha dejado en manos de su familia el control de Meliá Hoteles Internacional, grupo mallorquín que fundó hace más de 60 años y que dirigió hasta diciembre de 2016, cuando dejó las riendas de la compañía en manos de su hijo Grabriel Escarrer Jaume. Según ha informado hoy la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Escarrer ha dejado la mayoría en Meliá tras ceder el control en las sociedades familiares titulares del 46,969 % de las acciones del grupo hotelero, operación que no obliga a lanzar una oferta pública de adquisición (opa).

Estas sociedades, en las que se mantienen como socios Escarrer, su esposa y sus seis hijos sin que ninguno ejerza el control, son Hoteles Mallorquines Consolidados (23,379 %), Hoteles Mallorquines Asociados (13,206 %) y Hoteles Mallorquines Agrupados (10,388 %). Según la misma fuente, Escarrer Juliá ha comunicado que a través de Majorcan Hotels Exulux, sociedad que controla, mantiene indirectamente el 5,025 % de los derechos de voto en el grupo hotelero.

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Para transmitir «seguridad y confianza al resto de accionistas», estas sociedades han pactado establecer de forma temporal el refuerzo del régimen de mayorías para la adopción de determinados acuerdos en sus respectivas juntas y consejos de administración. Así, en un plazo inicial de cinco años a partir del momento en que el pacto despliegue sus efectos (lo que ocurrirá cuando Escarrer y su esposa hayan fallecido), se exigirá una mayoría reforzada del 80 % en las decisiones que adopten las juntas de las sociedades, a excepción de Majorcan Hotels Exlux, para adoptar decisiones que afecten a la reducción de su participación en la hotelera. Dicho plazo de cinco años se prorrogará de manera automática por dos años adicionales salvo oposición de, al menos, dos de los firmantes. 

En un comunicado, Meliá destaca la ejemplar transparencia de las sociedades controladas por la familia Escarrer al remitir a la compañía y al supervisor bursátil un extracto del citado pacto sin estar obligado a hacerlos. Esta operación se enmarca dentro del proceso de sucesión de la familia Escarrer y se inició en diciembre de 2016, cuando Escarrer Juliá abandonó voluntariamente la presidencia ejecutiva del grupo. Ahora, al transmitir una parte de su titularidad sobre las compañías mercantiles a favor de los restantes miembros de la familia Escarrer, deja el control sobre las sociedades y, por ende, sobre Meliá «sin que ningún otro miembro de la familia pase a tenerlo tras dichas operaciones y sin que haya entrado ningún tercero en el capital de las mismas».

Meliá expresa su reconocimiento a Escarrer Juliá, que sigue vinculado al grupo como presidente no ejecutivo, y a su familia «por el ejercicio de responsabilidad que representan las transmisiones efectuadas y la suscripción simultanea del pacto parasocial y su comunicación al mercado».

Fuente: Cinco Días