Endesa obtuvo un beneficio de 176 millones de euros en los nueve primeros meses del año, lo que supone un descenso del 85% sobre el mismo periodo del año anterior, en que la cifra ascendió a 1.193 millones. Esta caída se debe al ajuste contable derivado del cierre de las minas de carbón decidido por la empresa el pasado septiembre «ante la clara ausencia de perspectivas de mejora en el futuro». El deterioro contable de su valor, finalmente, ha ascendido a 1.398 millones de euros con un impacto en el resultado neto de 1.052 millones de euros.

La decisión viene impulsada por el incremento en el precio de los derechos de CO2, una caída significativa del precio del gas y una menor disponibilidad de la generación hidráulica, lo que ha llevado a que las centrales de carbón hayan sufrido una importante falta de competitividad en la cobertura de la demanda de mercado y a que, por consiguiente, hayan acentuado su exclusión de este.

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Los resultados netos ordinarios (es decir, sin tener en cuenta los ajustes contables) subieron un 3%, hasta 1.228 millones, lo que supone seguir la línea marcada por los presentados hasta junio y permite anticipar la consecución de los objetivos para el ejercicio 2019 comunicados por la empresa al mercado en el marco de su Plan Estratégico.

El resultado bruto (Ebitda) creció un 4% hasta 2.898 millones respecto al mismo periodo del ejercicio anterior gracias a la estabilidad del negocio regulado, al éxito en el esfuerzo de contención de los costes fijos y, sobre todo, a la buena evolución del negocio liberalizado, que le ha reportado 1.160 millones de euros de Ebitda, un 18% más. El margen bruto de esta rama de negocio ha aumentado un 9%, hasta alcanzar los 2.043 millones de euros. Este incremento se ha debido fundamentalmente a la resistencia del margen integrado eléctrico, (los costes variables están prácticamente planos) en un entorno de mercado marcado por la menor demanda, el descenso de la producción hidráulica así como los mayores precios del CO2.

Dividendo

La empresa mantiene su política de dividendo aprobada en la Junta General de Accionistas celebrada el pasado 12 de abril. Es decir, distribuir un dividendo total por un importe bruto de 1,427 euros por acción con cargo al resultado del ejercicio 2018, lo que supone una cifra total de 1.511 millones de euros. Teniendo en consideración el dividendo a cuenta de 0,7 euros brutos por acción abonado el pasado 2 de enero, que supuso un importe total de 741 millones, el dividendo complementario con cargo al resultado del ejercicio 2018 es igual a 0,727 euros brutos por acción, es decir, 770 millones de euros, y fue abonado el pasado 2 de julio.

La política de dividendos de la compañía para los ejercicios 2018-2020 establece que el dividendo ordinario por acción que se acuerde repartir con cargo a esos ejercicios será igual al 100% del beneficio ordinario neto atribuido a la sociedad dominante. Por ello, según destaca la compañía, el deterioro contable del valor de las centrales de carbón anteriormente mencionado no tendrá impacto en la retribución al accionista a través del dividendo con cargo a los resultados de 2019.

Durante el periodo se ha producido una significativa caída en la demanda de energía eléctrica (-3% en términos ajustados) como consecuencia de las altas temperaturas y del impacto de la ralentización de la economía sobre el consumo energético de las grandes empresas.

La situación del mercado está provocando la aceleración del proceso de descarbonización del parque de generación eléctrica en España. En este contexto, Endesa ha incrementado sustancialmente las inversiones necesarias para impulsar el desarrollo de los 879 MW de nueva potencia en energías renovables que se adjudicó en las subastas organizadas por el Gobierno en 2017.

Además, la compañía ha realizado un gran esfuerzo de contención de costes: la evolución de los gastos fijos de explotación se ha reducido un 1% en términos ajustados en un periodo caracterizado por el fuerte incremento de la inversión en energías renovables realizada por la empresa.

Los costes financieros se han incrementado como consecuencia fundamentalmente de la actualización financiera de las provisiones para la optimización de la plantilla, al desmantelamiento de instalaciones y al impacto de la aplicación de las normas contables NIIF 9 y 16 por un total de 37 millones de euros respecto del año anterior.

La deuda financiera neta ha aumentado en 1.455 millones de euros con respecto a la registrada el 31 de diciembre de 2018. Esto ha sido consecuencia de varios factores, entre los que destacan el impacto de la entrada en vigor de la NIIF 16 anteriormente mencionada, que ha supuesto registrar un incremento de 271 millones de euros en la deuda neta a 31 de diciembre de 2018; las inversiones realizadas para el desarrollo de nuevos parques de generación renovable, y el pago del dividendo con cargo a los resultados de 2018, por importe de 1.511 millones de euros.

La ratio de deuda neta sobre Ebitda es de 1,9 veces, lo que da un amplio margen a la compañía para afrontar el fuerte proceso de inversión en energías renovables y digitalización que ha decidido llevar a cabo para cumplir su Plan Estratégico y los objetivos de la transición energética. Las inversiones brutas se han situado en 1.502 millones de euros, con un crecimiento del 73%, debido principalmente, como antes se ha señalado, al esfuerzo que está realizando la compañía para el desarrollo de nueva potencia eólica y fotovoltaica, así como en materia de transformación digital.

El consejero delegado de Endesa, José Bogas, ha afirmado que «las inversiones en energías renovables y en digitalización que la empresa está afrontando son elemento clave para continuar ofreciendo buenos resultados en un mercado cada vez más complejo. El 50% de todas nuestras inversiones y el 80% de toda la inversión de desarrollo en estos primeros nueve meses ha sido para proyectos renovables. Seguimos así en la senda de liderar la transición energética en España, como lo demuestra nuestra cartera de nuevos proyectos renovables, que asciende a unos 12.000 MW en estos momentos, de los que 4.600 MW ya tienen adjudicados».

Fuente: El País