En este empeño de ganar dinero en la Bolsa todo se estudia al detalle. Los métodos más habituales son el análisis fundamental (se escrutan las cuentas de resultados de las empresas) y el chartista (usa los gráficos con la evolución de las cotizaciones). Sin embargo, los inversores también tiran de largas series de datos y, a veces, hasta de métodos más cercanos a lo esotérico con el fin de averiguar el momento más adecuado para entrar o salir del mercado. En esta búsqueda, ya hay una larga tradición estadística sobre los meses peores y mejores para comprar acciones. Y de ahí nace el mito del rally alcista de las Bolsas de final de año, que suele alargarse hasta el mes de enero. Por ejemplo, en el índice Dow Jones de Estados Unidos, de los últimos 50 años, diciembre ha sido el segundo mejor mes con una subida media del 1,52%, solo superado por el mes de abril.

El el caso español, el Ibex 35, desde el año 2000 ha subido 12 de los 17 ejercicios en diciembre, según datos de JP Morgan, con una revalorización media del 2,1%, dato solamente superado por el mes de octubre, con una rentabilidad del 2,4%.

Pero detrás de los fríos datos se esconden algunas razones que apoyan la tesis del famoso estirón bursátil de fin de año. Una de ellas es la entrada de dinero fresco proveniente de fondos de pensiones o de inversión que focalizan en el último mes del año sus aportaciones, algo que ocurre sobre todo en pensiones por tema fiscal. Además, muchas empresas aprovechan para maquillar el precio de sus acciones con el fin de ofrecer un mejor resultado anual. Y lo hacen sobre todo mediante la compra de títulos propios (autocartera), una operativa que empuja al alza las cotizaciones.

También es frecuente en esta época del año una remodelación de las carteras de grandes inversores de cara al próximo año, intentando aprovechar los primeros días de enero para fijar posiciones en renta variable en el conjunto del ejercicio. Y, por último, en periodo semi vacacional como suelen ser las últimas semanas del curso, cae el volumen de contratación en la Bolsa y es más fácil influir en el alza de las acciones sin tener que hacer un gran desembolso para modificar el precio.

Tras un año decepcionante, ¿volverá diciembre a dar una alegría al bolsillo de los inversores? Los expertos consultados consideran clave la pujanza de los bancos para que este final de 2018 sea alcista en la Bolsa española. Las entidades financieras han recibido un duro castigo a lo largo de 2018 y su peso en el Ibex, de más del 35%, condiciona en gran medida los que haga el índice. Sin su ayuda parece difícil cualquier mejora significativa.

“No sé si puede o no haber rally de Navidad este año en la Bolsa española. Un sector que puede impulsar al alza el mercado es el bancario una vez se ha aclarado el tema respecto a quién paga el impuesto de actos jurídicos documentados de las hipotecas. Ha sido el sector que peor comportamiento ha tenido en el ejercicio, con el Euro Stoxx Banks cediendo actualmente más de un 20%. Es factible que, de cara al cierre de ejercicio, el sector vea entrar dinero y arrastre tras de sí al mercado, especialmente al español”, apunta Juan José Fernández Figares, director de análisis de Link Securities.

Interrogantes

El experto de Link Securities apunta algunos interrogantes que deben despejarse: temas como el conflicto comercial entre EE UU y China o el enfrentamiento por cuestiones de presupuesto entre el gobierno populista italiano y la UE deben generar noticias positivas que tranquilicen el ánimo de los inversores. “La nueva subida de tipos que se espera lleve a cabo la Reserva Federal en diciembre podría jugar en contra del mencionado rally de Navidad, sobre todo si la Fed da a entender que seguirá subiendo sus tasas de interés oficiales al mismo ritmo en 2019”, añade Fernández Figares.

Nicolás López, director de análisis de MG Valores, explica que “venimos de una fuerte caída de las Bolsas europeas y estamos en una buena posición de recuperación para final de año. Hay dudas como el Brexit o las finanzas italianas, pero no veo motivos para la debilidad en los mercados”. López prevé un rebote aunque habrá que esperar para ver si es sostenido en el tiempo y cree que la mejor forma de aprovecharse es con una cartera de acciones diversificada. Le gustan valores eléctricos y de renovables como Iberdrola, Acciona o Siemens Gamesa. Aunque reconoce que al sector bancario le falta rentabilidad, tiene claro que está muy infravalorado y apostaría por el Santander por considerarle el más equilibrado.

El experto de MG Valores también ve oportunidades en el mercado inmobiliario, especialmente en Merlin y Metrovacesa. Y para el sector cíclico apunta a la aerolínea IAG y en las firmas ligadas al automóvil apuesta por CIE Automotive y Gestamp.

El director de análisis de Atl Capital, Ignacio Cantos, prevé un buen fin de año para las Bolsas después de un octubre muy malo y un ejercicio complicado. “Mi visión positiva se basa en las valoraciones del mercado. Los beneficios empresariales están subiendo un 11% y los mercados europeos caen en torno al 7%. Si no tenemos una mala previsión macroeconómica, según los organismos internacionales, esta diferencia entre beneficios y caída del mercado apunta a un importante descuento en las valoraciones”. En opinión de Cantos las Bolsas están “baratísimas”, con los valores cotizando a 12 veces su beneficio (PER). Lo único que podría chafar esta previsión, explica, es una mala expectativa de la economía, que no se estima por ahora. “Además, los bonos siguen con rentabilidades muy bajas y no son competencia para la renta variable”.

Por último, Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos, productos y servicios de Self Bank coincide en que la calve para ver un rally de fin de año está en el sector bancario. “Otro estímulo podría venir de un mejor hacer de algunas de las economías en las que las grandes firmas españolas operan, como es el caso de Brasil. Si en trimestres anteriores el impacto de las divisas ha sido negativo, ahora podría verse la situación contraria. En caso de que se relajen las tensiones entre China y EE UU y se alejen los temores a un descalabro de los emergentes”, concluye Torre.

Fuente: El País